Crónicas del estado de emergencia (Numero 8)

11 de Mayo 2020 Numero 8

En la pendiente

Es justamente ahí que nos encontramos. Incluso economistas de todo menos radicales empiezan a hipotetizar sobre cuatro posibles salidas de la situación actual: un resbalón hacia la barbarie; el capitalismo de Estado; el socialismo de Estado; y una sociedad diferente basada en el apoyo mutuo. En la cabecera del diario online “Milano Finanza” el 6 de mayo se podía leer el titular: Porqué el sistema capitalista está prácticamente muerto. La tesis – errónea, pero indicativa – sostenida por el presidente de un importante fondo de inversiones, era que un sistema en el cual las empresas no son capaces de obtener beneficios sin intervención estatal, no se puede seguir llamando capitalista. Pero el plato fuerte era la conclusión: si ciertos cambios no son dirigidos desde arriba, otros diferentes serán impuestos desde abajo. ¿Quien lo habría dicho hace solo un mes? El problema es que la iniciativa se encuentra por el momento casi enteramente en las manos de los Estados y los tecnócratas, lo que nos acerca más a una de las tres primeras soluciones mencionadas anteriormente y nos aleja de la última; la única que podría salvar al mismo tiempo la supervivencia del ecosistema y la libertad de los individuos.

Por confirmar

El 6 de mayo, Vito Crimi, viceministro del Interior y jefe político de los 5 Estrellas1, propuso “consentir” (¡que bondad!) a los que reciben la renta de ciudadanía o Naspi incorporarse al trabajo en el sector agrícola para suplir la escasez de mano de obra extranjera “sin perder el derecho a esta renta”. Sin despeinarse, el pentaestelado (aunque fue precedido en esto por el presidente del PD de Emilia Romagna, Bonaccini: “Quien se beneficia de la renta de ciudadanía puede ir a trabajar allí para devolver algo de lo que se le da”) dice las cosas tal como son. Es hora de enterrar la arcaica idea decimonónica de que el patrón deba pagar, y de que a un determinado trabajo le corresponda un salario proporcional, determinado por la relación de fuerzas entre el patrón y los trabajadores. A partir de ahora, el trabajo será una concesión (una concesión obligatoria, es decir, una imposición), así como lo será la renta (cada vez más miserable), que podrá ser retirada por decisión del gobierno – en estos días hemos podido degustar lo que se puede hacer con un simple decreto – y, sobre todo, que no será en modo alguno proporcional al trabajo realizado, ni será objeto de negociación y conflicto. ¿600 euros al mes por trabajar 12 horas bajo el sol le parece poco? Pues se queda usted sin subsidio. ¿Le gustaría negociar un salario adecuado? Que pase el siguiente. ¿Desea un contrato con pago por horas, reconocimiento de horas extras, enfermedad, vacaciones, permisos, días libres, contribuciones a la seguridad social, posibilidad de huelga? Crimi y Bonaccini no lo mencionan, otros políticos tanto menos, probablemente para ellos sea material de museo. Un giro nada despreciable para hacer frente a la “crisis que viene” (¿o ya está aquí?): los beneficiarios de los subsidios serían una reserva de mano de obra literalmente gratuita para los patrones, y sin ningún costo adicional para el Estado, ya que se trataría de fondos (aunque sería mejor decir migajas) ya asignados y cuyo pago ya está previsto por la ley. Una propuesta simétrica a la negativa de regularizar a los trabajadores inmigrantes sin papeles, una mano de obra a muy bajo coste para las empresas, y a coste cero para el Estado. Una razón más para luchar juntos, italianos y extranjeros, contra una nueva esclavitud, que no tiene nada de emergencial: dados los beneficios que garantizan, no hay duda de que estas condiciones, una vez impuestas, se harán permanentes y se extenderán cada vez más.

Conscientemente, o por la fuerza.

El problema de la degradación de las condiciones de vida y de trabajo, y el de vivir en una sociedad cada vez más artificial, están haciéndose patentes de manera contemporánea. Difícilmente conseguiremos bloquear esta economía de la desgracia, sin crear espacios colectivos donde organizarnos contra la creciente miseria y en los cuales formular, al mismo tiempo, una critica que incluya un sistema abiertamente en guerra contra el Planeta y sus habitantes. La resistencia contra la introducción del 5G será probablemente una de estas ocasiones. Otro terreno de encuentro podría ser el relativo a la salud. Para que las batallas del sector puedan encontrar apoyo en el resto de la población, el personal sanitario crítico deberá empezar a pronunciarse no solo contra los recortes y privatizaciones, sino también sobre las causas estructurales (por ejemplo la contaminación y la adulteración de los alimentos) que aseguran cada vez más pacientes a las industrias para las cuales trabajan. Es justo un juicio crítico de este tipo el que falta – en este sector como en todos los demás – aplastado bajo el peso de la supervivencia. Solo los espacios de comunicación directa y de las luchas comunes pueden aliviar tal peso. Por otro lado, si no es a través del bloqueo consciente de una producción cada vez más demente, será “bajo el yugo de desastres ecológicos repetidos, como los hombres deberán aprender a separarse de un mundo de ilusiones”.

Principios

A la espera – o en sustitución – de la aplicación para el rastreo de contactos, el Instituto Italiano de Tecnología (cuyo director Roberto Cingolani forma parte de la task force instituida por el gobierno para programar el “retorno a la normalidad” después de la cuarentena) ha elaborado y comercializado un brazalete digital que suena si no se respeta la “distancia de seguridad” y que almacena los datos sobre los contactos con eventuales contagiados. El presidente de la región de Liguria quiere hacerlo obligatorio a partir del próximo otoño. Mientras tanto, el Ministerio de Educación prevé mantener la “didáctica online” también para el próximo septiembre (con la mitad de estudiantes “presenciales” y la otra mitad conectados a Internet). “Han desaparecido todos los obstáculos para quines no tienen principios”, se ha escrito recientemente. ¿Y cuales son estos principios? ¿Que idea de libertad, de “naturaleza humana” y de relaciones sociales contraponer a la maquinización de nosotros mismos y del mundo? La afirmación de ciertos valores es probablemente la necesidad ética y práctica más imperiosa en esta fase histórica. Alrededor del profesorado recalcitrante, de los padres y madres que rechazarán enviar a sus hijos a la escuela, de los estudiantes que no proporcionarán el “email institucional” necesario para la “didáctica a distancia”, es fundamental que se cree una red de apoyo, de reflexión y de resistencia. Probablemente los elementos de rechazo, aunque dispersos y tímidos, se encuentran más difundidos de lo que creemos.

Un comienzo

Una primera discusión sobre todos estos temas se ha realizado el domingo 10 de Mayo en el terreno No TAV de Acquaviva y Resistente1. Por algunas horas, una cincuentena de personas provenientes de varias localidades de Trentino han compartido experiencias y vivencias de estos dos meses de confinamiento, esbozando, con vistas a otros encuentros, ideas y propuestas para asegurarse de que no se vuelva a la normalidad.

1 NdT: Terreno colectivo cercano a la ciudad de Trento nacido de la lucha contra el Tren de Alta Velocidad (TAV) donde se organizan diferentes iniciativas locales.

 

Traduzione in spagnolo dei n°9 e n°8 delle Cronache