La evolución de la Smart City versus Smart confinamiento. El caso de Singapur

Singapur, la “pequeña” ciudad/estado, uno de los 4 tigres asiáticos, es el tercer centro financiero del mundo, el segundo puerto por actividad y el primero por numero de contenedores… es el séptimo país por Producto Interior Bruto per cápita (España es el 49)…
Tiene unos 6 millones de habitantes (contando los marginados inmigrantes temporeros), casi la mitad son extranjeros, es una sociedad multicultural y multireligiosa, que aunque és mayoritariamente de origen chino, tiene también proporciones muy altas de malayos y tamiles, tiene 4 lenguas oficiales (ingles, chino, malayo y tamil).
El nivel de vida es alto, la calidad de los servicios (sanidad, educación, zonas naturales o naturalizadas…) es también alta (https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/sn.html ).
El espejismo de Sociedad ideal se enturbia cuando miramos la gestión estatal, desde la independencia gobierna el mismo partido con mayoría absoluta (y la misma familia), no se tolera la discrepancia y las libertades de expresión y de asociación están limitadas y perseguidas, se trata de un estado parlamentario autoritario y despótico.
El control social se ejerce más allá del espacio público y penetra en la vida domestica. El sistema, desde la independencia, impone patrones de conducta, de higiene y de interacción social muy estrictos.
Singapur es una Smart city, un territorio saturad
o de cámaras de vigilancia y sensores de todo tipo, de hecho en todos los rankings de les Smart Cities del mundo siempre ocupa los primeros (o el primer) lugares (https://www.esmartcity.es/biblioteca/imd-smart-city-index-2019 , https://www.vidasostenible.org/back-to-the-future-singapur-la-ciudad-mas/ ).
Curiosamente, a pesar de tener buena parte del territorio urbanizado, Singapur ocupa también una posición muy alta en el ranking de ciudades “sostenibles”, (https://ciudadesostenibles.es/panoramica/singapur, https://www.arcadis.com/media/1/D/5/%7B1D5AE7E2-A348-4B6E-B1D7-6D94FA7D7 ) compensando su dependencia energética con una gestión “eficiente” del agua, los residuos y la movilidad, y la presión urbanística mediante una política de verde urbano y periurbano destinada a enverdecer la ciudad mediante parques, arbolado, tejados verdes… también, sorprendentemente, dispone de parques naturales relativamente extensos con fragmentos de selva.
Singapur es pues un modelo para el eco-liberalismo y también para los eco-socialistas (la demanda permanente de una gestión científica y de los expertos, el despotismo ilustrado, es común a las dos tendencias del capitalismo), en algunos foros Singapur es un ejemplo de capitalismo verde y circular.
Con la pandemia del COVID Singapur se pone como ejemplo de gestión eficiente, especialmente por sus herramientas informáticas de rastreo de contactos (https://negreverd.blogspot.com/2020/04/passaports-dimmunitat-rastreig-de ) y quiere ser imitado por otros estados, entre ellos el espa
ñol y Europa.
Una vez “interiorizado” el rastreo de contactos a través del teléfono (voluntario), se está implantando un rastreo de contactos a través de la actividad di
aria (obligatorio).
A partir del martes día 12 de mayo será obligatoria la instalación en todos los establecimientos comerciales, administrativos, centros de salud y de enseñanza… de un dispositivo, el SafeEntry (https://www.safeentry.gov.sg/deployment, https://www.channelnewsasia.com/news/singapore/covid-19-safe-entry-digit ). Este dispositivo interactúa con el móvil y registra la hora de entrada y de salida y datos personales como el nombre, el número de identidad
y del teléfono… y los sube a la nube de la aplicación para ser utilizado por las “autoridades sanitarias”. Las empresas que no lo instalen se enfrentan a fuertes multas y a las personas que se nieguen a ofrecer la información se les denegará la entrada, esto significa que sin un móvil se pasa a ser un paria social.
En la modélica Smart City de Singapur no todo es trazabilidad de contactos, la Smart city se preocupa también por el bienestar físico y mental de sus “usuarios”. El gobierno de Singapur a adjudicado un contrato a la empresa FITBIT a través de un concurso al que se presentaron varias empresas (como por ejemplo Apple) para monitorizar con sus dispositivos a los ciudadanos (https://www.fitbit.com/es/inspire ).
Se trata de llegar a monitorizar, a partir de octubre, a un millón de ciudadanos (un 18% de la población), mediante el wearable Fitbit Inspire, una pulsera con sensores que, combinada con una app, servirá para recoger datos de los usuarios, a este millón de usuarios se les pedirá la autorización para tratar estos datos.
Las pulseras mesuraran automáticamente datos sobre la actividad (número de pasos, distancia recorrida, calorías quemadas…), del ritmo cardí
aco, de la calidad del sueño (duración, hora de inicio y de despertarse…) y, si el usuario colabora, datos sobre el consumo de agua y la alimentación (las han de introducir manualmente).
La escusa del gobierno es el aumento de enfermedades coronarias y de la diabetes, pero nadie sabe cuales serán las consecuencias, ¿será socialmente reprobable andar menos de 7.000 pasos al día?, ¿tendrá algún impacto sobre el acceso a determinados servicios sanitarios?, afectará el sedentarismo a los seguros de salud y vida?…
Si Singapur es un modelo de smart city y de ciudad verde y sostenible, si nos estamos encaminando hacia esto… ya es necesario que nos preparemos, tenemos el despotismo bondadoso (buenista) y ecofriendly a las puertas…

Arrepentíos o preparaos a resistir!!.

[negre verd]