Vivimos tiempos de catástrofes, no sólo porque eso dicen la prensa, los
políticos y la academia, sino porque la catástrofe la vivimos
cotidianamente los dominados.
Incendios en Australia, en la Amazonia, en California, tormentas
diversas, tifones, aumento del nivel del mar, riadas … etc y ahora una
epidemia, atrás queda la gripe aviar, la gripe A, el ébola y ahora la
Covidien-19 o Coronavirus.
Era razonable después de la especulación farmacéutica con el medicamento
Tamiflú para las gripes aviares o el abandono de los afectados africanos
por el Ebola que se contemplara con escepticismo esta «nueva plaga», el
escepticismo ha venido acompañado de noticias falsas y las repetitivas
teorías conspirativas de diferentes signos.
Todo el desarrollo de directivas sobre el control de la población, sobre
sus mov IMIENTO, su trabajo y su salud son efectivamente un instrumento
de control social y un ensayo para el futuro que nos espera, el Grupo
Especial de la Guardia Civil estrenando trajes especiales para notificar
el confinamiento a los vecinos de Haro (
https://www.lasprovincias.es/sociedad/guardia-civil-despliega-20200307201003-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%
2F ), el protagonismo de la Unidad Militar de Emergencias, el despliegue
de militares y policías varios por todo el territorio bajo un mando
centralizado.
Parece que, al margen de los hechos médicos / epidemiológicos, se está
aprovechando la situación para ensayar hasta dónde estamos dispuestos a
soportar en nombre de la «seguridad» recortes en nuestras mínimas
libertades, las mejores maneras de establecer medidas de control, la
cadena de mando más eficiente y la estructura óptima para poner en
marcha algo así. No se trata de una conspiración, es evidente que unas
maniobras «reales» son mejores que cualquier simulacro y que sería una
total ineptitud no aprovecharlas.
Así que al margen de todo lo dicho: epidemiología, intereses económicos
farmacéuticos, conspiraciones, maniobras mili / policiales … queremos
hablar desde la experiencia histórica de Barcelona, ciudad que, pese a
no recordar, ya ha pasado por situaciones como las que estamos viviendo,
aunque más letales.
La fiebre amarilla en Barcelona:
Barcelona a sufrido varias «pandemias» desde la peste en el siglo XIV,
hasta las repetidas del cólera (1834, con 100.000 muertes en Cataluña y
3.300 en Barcelona y las posteriores de 1854, 1865 …), el tifus
endémico en la ciudad o los diferentes episodios de gripe, entre ellos
el de la gripe rusa de 1889 o la de 1918, la gripe «española» … aunque
en todos los casos murieron mayoritariamente pobres, y que se hicieron
confinamientos y exclusiones hay un caso que es el más «ejemplar» el de
la fiebre amarilla (
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001365.htm ) en Barcelona.
Parece que fue en el mes de agosto de 1821, en que, por vía marítima,
llegó la fiebre amarilla en Barcelona, los primeros casos se produjeron
en la Barceloneta a principios de septiembre y, a pesar de los esfuerzos
de las autoridades para aislar -los, se extendió por el resto de la
ciudad y alrededores.
La Barceloneta era seguramente el barrio más pobre de la ciudad, ocupado
por una población marginalizada, por el oficio, trabajadores del mar o
por la raza, como los gitanos o de otros migrantes y fue la zona donde
tuvieron más víctimas, los 8.846 muertos un 14% eran habitantes de la
Barceloneta, en el pico de la epidemia llegaron a morir 60 personas
diarias.
La Barceloneta y la zona del puerto fueron clausuradas y incomunicadas,
a lo largo de toda la epidemia la Barceloneta restó cerrada por el
ejército y la milicia, sin embargo, varias veces sus habitantes trataron
de romper el bloqueo no quedando claro si fueron víctimas entre los
fuguistes.
Mientras tanto la burguesía y los acomodados huyeron de la ciudad,
cerrando fábricas y comercios dejando a los obreros y artesanos en el
paro y sin recursos económicos.
Barcelona fue rodeada por un «cinturón sanitario», formado por soldados
y «ciudadanos honrados» armados, que bajo pena de muerte impedían la
salida de la ciudad. Cinturón que los ricos y acomodados eludieron
tranquilamente.
Ante la miseria y la falta de alimentos (que subieron de precio) la
chusma, sin trabajo ni dinero, recorría la ciudad exigiendo a los ricos
que quedaban, dinero y alimentos y asaltando las casas acomodadas
vacías. Un hecho bastante significativo fue la crema popular, en las
Ramblas, de un muñeco de paja y trapos figurando un médico en
representación de una clase médica inepto empantanada en el debate entre
contagionistes y anticontagionistes.
Curiosamente los anticontagionistes, médicos más centrados en la higiene
y el ambiente y que son vistos como poco modernos tenían razón en este
caso (la transmiten los mosquitos no de persona a persona), al igual que
en el caso del cólera en que la transmisión solo fue por el agua
contaminada.
Para alejar a la gente del puerto, que se suponía que era el foco, las
autoridades crearon un campamento, el «Campamento Constitución», en la
falda de Montjuïc para alojar a los más pobres, 400 barracones que
ocuparon unas 4.000 personas, también se distribuía sopa entre los
necesitados.
A finales de octubre Barcelona es una olla a presión, las
manifestaciones y asaltos no paran y las fuerzas del orden también
empiezan a tener bajas por la fiebre, los gobernantes amplían la zona de
exclusión en todo el plan de Barcelona .. . por aquellos que podían
pagar 20 reales !!.
El 2 de diciembre se dio por terminada la epidemia con un «Te Deum» en
la catedral, por el camino murieron casi 9.000 personas, aunque algunas
fuentes suben hasta las 20.000 víctimas. La mayor parte de las víctimas
fueron entre la población con menos defensas y que no pudo salir de la
ciudad y alejarse de los mosquitos transmisores.
Durante la epidemia del estado francés fue acumulando tropas en la
frontera, con la excusa de detener la emigración de enfermos, estas
tropas se mantuvieron en la frontera y fueron acumulando fuerzas e
interfiriendo políticamente, armando a los insurrectos absolutistas. ..
A petición del rey, Fernando VII, la Santa Alianza (tratado reaccionario
en el que participaban las potencias del momento) autorizó la
«intervención humanitaria» de un ejército francés para acabar con el
gobierno liberal. Los cien mil hijos de San Luis entraron el 7 de abril
de 1823, y encontraron una resistencia escasa por parte de la
desencantada población y un recibimiento entusiasta por parte de los
realistas, la caída de Barcelona, último foco de resistencia, el 4 de
noviembre supuso el fin del trienio liberal y el inicio de nuevo del
absolutismo.
La Santa Alianza intervino contra brotes liberales en otros lugares, en
Nápoles, en Sicilia en el Piamonte …
¿Cuál será la SANTA ALIANZA que nos invadirá ?, y, sobre todo ¿QUÉ TIPO
DE ABSOLUTISMO NOS IMPONDRÁ?
[Analisis] La fiebre amarilla de 1821 en Barcelona y la emergencia actual