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La madrugada del 1 de abril eran reventadas las cristaleras de una inmobiliaria en vallekas. A la miseria de antes hay que sumarle la miseria que viene provocada por la crisis del covid-19. La militarización de las calles, la represión, la explotación, los despidos, el miedo y la incertidumbre son algunos de los rostros de la democracia y el Estado de siempre, solo acentuados por una aceleración súbita de estos procesos provocada por un virus.
Empresarios, políticos, jueces, periodistas, propietarios, policías y militares bailan al son mundial de los “estados de emergencia” con dura bota militar sobre nosotrxs. Las tensiones y rupturas han hecho también su aparición en forma de huelgas, motines, saqueos y disturbios, si se mapea un poco el panorama internacional y local. La olla a presión cada vez se hace más grande. Esto es solo una pequeña y humilde contribución en forma de ataque.
¡Por el contagio de la revuelta!
¡Viva la anarquía!