En estos días de cuarentena y estado de excepción casi mundial, donde una pandemia ha consagrado uno de los mayores repuntes represivos más súbitos y globales de la historia, se han generado una basta cantidad de imágenes que relatan la infinidad de abusos políciales y militares en todo el mundo. Todo ello con un ensordecedor jaleo de periodistas y de mas ralea.
Sin embargo, de forma más soterrada, emergen las resistencias, las luchas, los ataques. Los hay que pueden parecer meramente intuitivos, de otros desconocemos su veracidad total. Algunos son la expresión de la conciencia de los individuos de su situación de encierro y control. Otros son ataques que llevan tras de sí el odio a todo lo que representa este mundo de dominación y explotación. Entre otras muchas noticias del estilo a lo largo y ancho de planeta, en particular, nos ha llamado la atención la siguiente del pasado 4 abril en Alcorcón (Madrid) :
«Detenido en Alcorcón un joven menor de edad por lanzar un cóctel molotov a una patrulla de Policía Nacional
(EUROPA PRESS)
La Policía Nacional ha detenido en la localidad de Alcorcón a un menor que lanzó ayer desde su vivienda un cóctel molotov a unos agentes del Cuerpo cuando realizaban labores de patrullaje para supervisar el cumplimiento de las restricciones del estado de alarma.
Según ha informado un portavoz de Jefatura Superior de Policía Nacional, el joven ha sido arrestado por delito de atentado contra la autoridad y se comprobó que previamente había sido sancionado por saltarse la orden de confinamiento sin causa justificada.
Los hechos tuvieron lugar este viernes por la noche en la calle Fuente Cisneros de la localidad, cuando desde un bloque de edificios se lanzó un ‘cóctel motolov’ a la patrulla, que logró esquivar el objeto sin que se produjeran heridos.
En un vídeo difundido en redes sociales, uno de los agentes de la patrulla relata que a las 20.53 horas de ayer un bloque de pisos se arrojó el objeto incendiario.
«Pasamos por Fuente Cisneros sobre las 20.53 horas y de uno de estos bloques ahora mismo nos han tirado cóctel molotov», expone uno de los policías que pregunta a su compañero si todo está bien.
Tras tener conocimiento de este comportamiento delictivo, agentes de la Comisaría de Policía Nacional de Alcorcón iniciaron las gestiones oportunas para localizar al autor del lanzamiento del artefacto indenciario.
Así, el trabajo dio sus frutos y localizaron entre los vecinos del bloque de viviendas al autor de los hechos, un joven menor de edad que había confeccionado el cóctel molotov con productos caseros que tenía en su domicilio.
El ataque contra este coche patrulla ha suscitado la «más enérgica condena» por parte de la alcaldesa de Alcorcón, Natalia de Andrés, quien mandó también «todo el apoyo» de la corporación a las fuerzas de seguridad y emergencias.
Por su parte, la Policía Municipal de Alcorcón se ha congratulado de la identificación y detención del autor de este ataque contra el cuerpo policial.»
Aun considerando que la única información que se conoce proviene de la prensa y de la versión policial y la natural e inteligente puesta en duda de todo lo que venga de estas despreciables fuentes… queremos reseñar el hecho y añadirle una pequeña reflexión: el ataque y en general, la acción directa en toda su multiformidad, no es coto privado de nadie. Ni siquiera de nosotrxs, lxs anarquistas. Emana del instinto natural de ataque y de rebelión, que a pesar de la brutal fuerza empleada por el Estado para contenerla, siempre brota en algún punto. ¿Hemos olvidado la multitud de ataques de rabia espontánea que antes, durante y después de la crisis de 2008 vimos contra sedes bancarias, líderes sindicales o políticos? Ahora, en este nuevo contexto construido por el Estado y el Capital en esta pesadilla semidistópica, el ataque surge a veces con catanas, a veces con piedras, a veces con disturbios, a veces con motines en las cárceles, a veces con mazas, a veces con saqueos y a veces con un destello de fuego emanado de una botella cargada de gasolina, desde los habitáculos en el que nos tienen encerrados, realizado con una sencilla receta casera. Con lo que se tenga al alcance. A veces de forma individual, a veces de forma masiva, a veces de forma reducida. Los grupos de afinidad -más formales o menos formales- no son tampoco algo inventado por anarquistas, aunque sean la matriz principal de la que emanan la infinidad de proyectos libertarios. Es una agrupación natural al igual que el ataque a la opresión. Consciente o incoscientemente, el odio a la institución policial es tan o más universal que el coronavirus. Este último pasará, el desprecio a los mercenarios del Estado prevalecerá. Al igual que la guerra social en esta o en la nueva normalidad que pretendan imponer.
Fuerza a todxs lxs luchadores. Fuerza para todxs los que atacan a los engranajes de este mundo. Odio a sus defensores.
Reduzcamos el mundo de la autoridad a cenizas.