3 abril 2020
Snif, snif, SNEF
A medida que el control social se intensifica más y más en Marsella (como en cualquier sitio) como objetivo principal en nuestra lucha contra las nocividades del estado.
En efecto, si se sabe que estos últimos se ocupan de todo tipo de rabajos (seguramente habrán visto sus nombres aparecer en muchos sitios que contribuyen al aburguesamiento acelerado de Marsella), son también uno de los grandes “ganadores” y colaboradores de la política de la ciudad de ampliar considerablemente la red de cámaras.
La noche del 17 de marzo, la víspera del prisoltantomer día del encierro, decidimos hacerles una visita de cortesía a una de sus oficinas, dejando parte de su infraestructura eléctrica en llamas. Una semana después, esta vez en el centro de la ciudad y en pleno encierro, uno de sus coches también fue incendiado.
Estos ataques forman parte de una serie de sabotajes dirigidos a esta empresa y a otros responsables de la difusión de la vigilancia en Marsella, incluyendo un pequeño número de otras cajas quemadas, y el sabotaje de la fibra óptica y de las cámaras durante todo el año pasado.
En un momento de locura pandémica y de crecientes intentos de despojarnos de nuestras vidas, tratar de sacudir el control que nos oprime parece una bocanada de aire fresco, una brecha en el sistema existente que nos quiere dóciles.
Contra el confinamiento y la sociedad de control