Crónicas del estado de emergencia (Numero 9)

18 de Mayo de 2020 NUmero 9

La voz del patrón

Hace unas semanas, el Presidente de Confindustria1 Trento, Fausto Manzana, al presentar el “Informe de Sostenibilidad”, afirmó la necesidad de reactivar la economía garantizando al mismo tiempo el respeto al medio ambiente: “Pero esta prioridad -añadió- no puede ignorar el hecho de que hay que construir grandes infraestructuras, tanto a nivel nacional, para conectar mejor nuestro país con el resto de Europa, como en nuestra provincia”. Luego hizo referencia explícita a Valdastico (con su salida hacia el norte), el tercer carril de Autobrennero, las circunvalaciones de Trento y Rovereto, y las obras relacionadas con el Túnel del Brennero. El hecho de que el líder de los industriales, mientras pretende realizar grandes infraestructuras con un impacto desastroso sobre el territorio (y los cambios climáticos), hable de sostenibilidad y respeto al medio ambiente, es indicativo de cómo la lógica del beneficio y la subyugación del lenguaje van siempre de la mano. ¿Sentido de los límites, participación de la población, cambio del estilo de vida, reflexiones suscitadas por la cuarentena y otras historietas con las que los tertulianos nos han entretenido en los periódicos, en la televisión o en la radio durante las últimas semanas de arresto domiciliario? Aquí se pueden ver resumidas por Manzana: “Será la investigación la que encontrará las soluciones, será el mercado quien marcará el camino”.

El trabajo de los siervos

Y la investigación encuentra las respuestas ¡Y tanto que las encuentra! Con un pequeño detalle: nunca preguntarse por el significado de las preguntas. El impacto de los gases de efecto invernadero nos está llevando al colapso ecológico. ¿Deberíamos detener la carrera? ¡En absoluto! Intentemos la “Gestión de la Radiación Solar” (SRM), es decir, la inyección de sulfatos en la atmósfera mediante aerosoles para desviar algunos de los rayos solares hacia el espacio y contrarrestar así el calentamiento global. ¿El sobrecalentamiento causa la acidificación de los océanos, lo que a su vez causa la destrucción del arrecife de coral? En el Politécnico de Milán se ha establecido un sistema para alcalinizar artificialmente el agua con el objetivo de contener los efectos de las emisiones industriales de CO2.

Monitor

La guía de televisión que se distribuye semanalmente junto con el diario “l’Adige” es un pequeño ejemplo de cómo la ideología dominante puede reproducirse incluso en tal formato. Siguiendo los aires que soplan, en las últimas semanas “Monitor” ha dedicado algunos articulillos al 5G, a los coches de conducción asistida y a los de conducción autónoma. En ambos casos, se señala que estas formidables innovaciones contienen algunos “puntos críticos” y que plantean “muchas preguntas”. Cosas de las que en los artículos, bien provistos de los más serviles elogios, el lector no encuentra ningún rastro. Leyéndolos, descubrirá así que con el 5G puede descargar una película en su smartphone en pocos minutos, pero no – ni por error, ni siquiera con la fórmula “los más malignos y precavidos sostienen… ” – que será vigilado por todas partes y que tendrá mayores probabilidades de contraer un cáncer. De los coches autónomos aprenderá que le permitirán “leer, comer, ver la televisión, llamar por teléfono y – por qué no – dormir”. ¿Y las muchas preguntas? Requieren de ciudades informatizadas llenas de sensores, condicionan los trayectos, las paradas, las compras, las pólizas de seguro, amplían la captura de nuestras vidas por gigantes como Google… No, he aquí “las muchas preguntas”: “se necesita que los vehículos demuestren ser 100% seguros y en este sentido todavía hay un largo camino por recorrer”.

“No permitamos instaurarse al mundo sin contacto”

Con este título – el subtítulo es Llamamiento al boicot de la aplicación Stop-COVID19 – salió hace unas semanas en Francia un texto firmado por algunas decenas de personas, asociaciones y colectivos2. Vale la pena mencionar algunas de las propuestas con las que concluye este llamamiento:

“Durante las últimas semanas se ha hecho habitual que muchas personas dejen sus smartphones en casa cuando salen. Llamamos a la generalización de este tipo de gestos y al boicot de las aplicaciones públicas y privadas de seguimiento digital. Más allá de lo anterior, invitamos a todas y todos a reflexionar profundamente sobre la posibilidad de abandonar su teléfono inteligente y reducir en gran medida su uso de la tecnología inalámbrica. Volvamos, por fin a la realidad.”

“Llamamos a la población a informarse sobre las consecuencias económicas, ecológicas y sanitarias del despliegue de la red 5G y a oponerse activamente al mismo. Más aún, invitamos a todas y todos a informarse sobre las antenas de telefonía móvil que ya existen cerca de su casa y a oponerse a la instalación de nuevas antenas transmisoras.”

“Otra batalla crucial para el futuro de la sociedad es el rechazo de la escuela digital e inalámbrica. La crisis que estamos atravesando se ha aprovechado para normalizar la educación a distancia a través de internet, y sólo una reacción contundente de profesores y familias podrá impedir que se instale definitivamente. Pese a que la escuela es susceptible de críticas desde muchos puntos de vista diferentes, estamos convencidos de que estas últimas semanas se habrá hecho evidente para muchos que sigue teniendo sentido aprender juntas y que es muy valioso para los más pequeños estar en contacto con maestros y maestras de carne y hueso.”

“… Algunos llevamos años denunciando la informatización del trabajo, y nos parece evidente que la extensión del teletrabajo forzado es un proceso al que tenemos que oponernos a través de nuevas formas de lucha, de boicot, de deserción.”

Precisamente ahora

“Precisamente ahora que Internet y el trabajo inteligente son tan importantes”, se quejó el alcalde de Rovereto después de que algunas personas anónimas sabotearan cinco (o seis, no se entiende bien) cabinas de intercambio de telecomunicaciones en la noche del 14 al 15 de mayo. Las pequeñas cajas de chapa habrían sido forzadas y los cables que llevan la línea a la cabina y de la cabina a las viviendas habrían sido cortados. El “apagón” habría llegado a afectar a dos mil usuarios, trayendo “medio regimiento de técnicos” a la ciudad para restaurar el servicio, lo que debería suponer una semana de trabajo. “Deshagámonos de las jaulas tecnológicas”, decía una de las inscripciones dejadas por los saboteadores anónimos.

Hace ochenta años …

Giaime Pintor, intelectual antifascista que murió a los veinticuatro años despedazado por una mina alemana, escribía en los años 40: “Hoy en día en ninguna nación civilizada la brecha entre las posibilidades vitales y la condición actual es tan grande: nos corresponde a nosotros declarar el estado de emergencia”. Hoy en día que el asedio – entre la producción industrial de desastres ecológico-sanitarios y las soluciones tecnológicas que agravan sus efectos – nos está machacando, nos corresponde a nosotros hacer efectivo el estado de emergencia.

1 NdT: La patronal. Confederación General de la Industria Italiana. Principal organización representativa de las empresas manufactureras y de servicios italianas.

2 NdT: Se refieren al texto aparecido simultáneamente en frances y castellano: La necesidad de luchar contra un mundo ‘virtual’. Contra la doctrina del shock digital (Diario ctxt, 3 de mayo de 2020).

Traduzione in spagnolo dei n°9 e n°8 delle Cronache

Crónicas del estado de emergencia (Numero 8)

11 de Mayo 2020 Numero 8

En la pendiente

Es justamente ahí que nos encontramos. Incluso economistas de todo menos radicales empiezan a hipotetizar sobre cuatro posibles salidas de la situación actual: un resbalón hacia la barbarie; el capitalismo de Estado; el socialismo de Estado; y una sociedad diferente basada en el apoyo mutuo. En la cabecera del diario online “Milano Finanza” el 6 de mayo se podía leer el titular: Porqué el sistema capitalista está prácticamente muerto. La tesis – errónea, pero indicativa – sostenida por el presidente de un importante fondo de inversiones, era que un sistema en el cual las empresas no son capaces de obtener beneficios sin intervención estatal, no se puede seguir llamando capitalista. Pero el plato fuerte era la conclusión: si ciertos cambios no son dirigidos desde arriba, otros diferentes serán impuestos desde abajo. ¿Quien lo habría dicho hace solo un mes? El problema es que la iniciativa se encuentra por el momento casi enteramente en las manos de los Estados y los tecnócratas, lo que nos acerca más a una de las tres primeras soluciones mencionadas anteriormente y nos aleja de la última; la única que podría salvar al mismo tiempo la supervivencia del ecosistema y la libertad de los individuos.

Por confirmar

El 6 de mayo, Vito Crimi, viceministro del Interior y jefe político de los 5 Estrellas1, propuso “consentir” (¡que bondad!) a los que reciben la renta de ciudadanía o Naspi incorporarse al trabajo en el sector agrícola para suplir la escasez de mano de obra extranjera “sin perder el derecho a esta renta”. Sin despeinarse, el pentaestelado (aunque fue precedido en esto por el presidente del PD de Emilia Romagna, Bonaccini: “Quien se beneficia de la renta de ciudadanía puede ir a trabajar allí para devolver algo de lo que se le da”) dice las cosas tal como son. Es hora de enterrar la arcaica idea decimonónica de que el patrón deba pagar, y de que a un determinado trabajo le corresponda un salario proporcional, determinado por la relación de fuerzas entre el patrón y los trabajadores. A partir de ahora, el trabajo será una concesión (una concesión obligatoria, es decir, una imposición), así como lo será la renta (cada vez más miserable), que podrá ser retirada por decisión del gobierno – en estos días hemos podido degustar lo que se puede hacer con un simple decreto – y, sobre todo, que no será en modo alguno proporcional al trabajo realizado, ni será objeto de negociación y conflicto. ¿600 euros al mes por trabajar 12 horas bajo el sol le parece poco? Pues se queda usted sin subsidio. ¿Le gustaría negociar un salario adecuado? Que pase el siguiente. ¿Desea un contrato con pago por horas, reconocimiento de horas extras, enfermedad, vacaciones, permisos, días libres, contribuciones a la seguridad social, posibilidad de huelga? Crimi y Bonaccini no lo mencionan, otros políticos tanto menos, probablemente para ellos sea material de museo. Un giro nada despreciable para hacer frente a la “crisis que viene” (¿o ya está aquí?): los beneficiarios de los subsidios serían una reserva de mano de obra literalmente gratuita para los patrones, y sin ningún costo adicional para el Estado, ya que se trataría de fondos (aunque sería mejor decir migajas) ya asignados y cuyo pago ya está previsto por la ley. Una propuesta simétrica a la negativa de regularizar a los trabajadores inmigrantes sin papeles, una mano de obra a muy bajo coste para las empresas, y a coste cero para el Estado. Una razón más para luchar juntos, italianos y extranjeros, contra una nueva esclavitud, que no tiene nada de emergencial: dados los beneficios que garantizan, no hay duda de que estas condiciones, una vez impuestas, se harán permanentes y se extenderán cada vez más.

Conscientemente, o por la fuerza.

El problema de la degradación de las condiciones de vida y de trabajo, y el de vivir en una sociedad cada vez más artificial, están haciéndose patentes de manera contemporánea. Difícilmente conseguiremos bloquear esta economía de la desgracia, sin crear espacios colectivos donde organizarnos contra la creciente miseria y en los cuales formular, al mismo tiempo, una critica que incluya un sistema abiertamente en guerra contra el Planeta y sus habitantes. La resistencia contra la introducción del 5G será probablemente una de estas ocasiones. Otro terreno de encuentro podría ser el relativo a la salud. Para que las batallas del sector puedan encontrar apoyo en el resto de la población, el personal sanitario crítico deberá empezar a pronunciarse no solo contra los recortes y privatizaciones, sino también sobre las causas estructurales (por ejemplo la contaminación y la adulteración de los alimentos) que aseguran cada vez más pacientes a las industrias para las cuales trabajan. Es justo un juicio crítico de este tipo el que falta – en este sector como en todos los demás – aplastado bajo el peso de la supervivencia. Solo los espacios de comunicación directa y de las luchas comunes pueden aliviar tal peso. Por otro lado, si no es a través del bloqueo consciente de una producción cada vez más demente, será “bajo el yugo de desastres ecológicos repetidos, como los hombres deberán aprender a separarse de un mundo de ilusiones”.

Principios

A la espera – o en sustitución – de la aplicación para el rastreo de contactos, el Instituto Italiano de Tecnología (cuyo director Roberto Cingolani forma parte de la task force instituida por el gobierno para programar el “retorno a la normalidad” después de la cuarentena) ha elaborado y comercializado un brazalete digital que suena si no se respeta la “distancia de seguridad” y que almacena los datos sobre los contactos con eventuales contagiados. El presidente de la región de Liguria quiere hacerlo obligatorio a partir del próximo otoño. Mientras tanto, el Ministerio de Educación prevé mantener la “didáctica online” también para el próximo septiembre (con la mitad de estudiantes “presenciales” y la otra mitad conectados a Internet). “Han desaparecido todos los obstáculos para quines no tienen principios”, se ha escrito recientemente. ¿Y cuales son estos principios? ¿Que idea de libertad, de “naturaleza humana” y de relaciones sociales contraponer a la maquinización de nosotros mismos y del mundo? La afirmación de ciertos valores es probablemente la necesidad ética y práctica más imperiosa en esta fase histórica. Alrededor del profesorado recalcitrante, de los padres y madres que rechazarán enviar a sus hijos a la escuela, de los estudiantes que no proporcionarán el “email institucional” necesario para la “didáctica a distancia”, es fundamental que se cree una red de apoyo, de reflexión y de resistencia. Probablemente los elementos de rechazo, aunque dispersos y tímidos, se encuentran más difundidos de lo que creemos.

Un comienzo

Una primera discusión sobre todos estos temas se ha realizado el domingo 10 de Mayo en el terreno No TAV de Acquaviva y Resistente1. Por algunas horas, una cincuentena de personas provenientes de varias localidades de Trentino han compartido experiencias y vivencias de estos dos meses de confinamiento, esbozando, con vistas a otros encuentros, ideas y propuestas para asegurarse de que no se vuelva a la normalidad.

1 NdT: Terreno colectivo cercano a la ciudad de Trento nacido de la lucha contra el Tren de Alta Velocidad (TAV) donde se organizan diferentes iniciativas locales.

 

Traduzione in spagnolo dei n°9 e n°8 delle Cronache

La nave dei folli – Episodio 9

Altro tassello fondamentale del puzzle cibernetico è un saggio di John Von Neumann e Oskar Morgenstern, Teoria dei giochi e comportamento economico (1944), dove si mira ad analizzare e prevedere matematicamente le azioni umane tenendo conto di determinati aspetti psicologici.

Erede del liberalismo economico anglosassone, la teoria dei giochi offre una visione puramente operativa della razionalità umana. In base al postulato semplicista secondo cui il soggetto razionale è alla ricerca costante del massimo di soddisfazione, Neumann e Morgenstern sviluppano un modello matematico che presuppone l’utilizzo di strategie comunicative da parte dei giocatori, che devono prevedere le proprie azioni seguendo le regole prestabilite e le informazioni ricevute.

L’immagine dell’homo oeconomicus assume le sembianze del “soggetto-giocatore che sceglie” che, all’interno di un universo probabilistico, deve prevedere strategicamente il comportamento degli altri giocatori. Secondo questa logica la razionalità umana si riduce a un insieme di regole strategiche di calcolo e trattamento dell’informazione, motivo per cui sottomesso all’imperativo dell’efficacia operativa, il soggetto si muove attraverso un gioco di ruoli prevedibili e misurabili.

Proprio come il cittadino del mondo globalizzato di oggi, disposto a trasferire e delegare la propria esistenza, la propria libertà, ad application di cui Immuni rappresenta soltanto un grezzo prototipo.

Riferimenti Episodio 9

• Fire At Work, traccia 1 (Total Audio Resistance)
• Bonzo Dog Doo-Dah Band, Doctor Jazz (Tadpoles, 1969)
• Sam Peckinpah, La Ballata di Cable Hogue (1970)
• Letture a mezza voce – Divieto di socialità, diario da un carcere del 2020. (Edizioni sprofessori). Massimo Ferrante, A’Nuvella (Ricordi, 2006); Henryk Górecki, Symphony No. 3 [Symphony of Sorrowful Songs], Op. 36 (1976)
• Sandman, Nothin’ to Say (The Long Walk Home, 2004)
• Intervista della Nave dei Folli a John Zerzan
• Albert Ayler, Masonic Inborn, Pt. 1 (Music Is The Healing Force Of The Universe, 1969)
• Andrej Tarkovskij, Stalker (1979)
• L’ASTRONAVE DEI FOLLI – (Sigle: Katyusha Cosmowave Remix e Kalinka Remix). Prima puntata: Inno CCCP e Duo LyubAnya, Pirati dei Caraibi; Anton Arkhangelsky/Nikolay Ikonikov, Bolshevik Funeral March, You Fell Victim to a Fateful Struggle (1878);Lev Trotskij, Letteratura e rivoluzione (1924)
• Jacques Marchais e Vanessa Hachloum, Les Journées de mai (Guy Debord), Pour en finir avec le travail (1974), disco prodotto da Jacques Le Glou (testo)

https://lanavedeifolli.noblogs.org/

È uscito “Contro lo scientismo” di Pierre Thuillier – S-edizioni, 2020

Dalla quarta di copertina: “In partenza, vi era il mondo della vita, nel senso banale e ingenuo che i non-scienziati danno all’espressione. Un mondo a volte allegro a volte triste, in cui gli uomini provano dei sentimenti e delle emozioni, dove cercano la loro strada, amano, lottano, ecc. Poi arriva la “scienza”, neutrale e oggettiva: non restano che atomi, ancora atomi, soltanto atomi. Ed esperti di atomi, che ci insegnano, sempre neutrali e oggettivi, che noi dobbiamo vivere “scientificamente”; vale a dire come dei conglomerati di atomi, come dei grossi edifici molecolari di cui sono i soli a conoscere la vera natura. Curiosamente i nuovi maestri spirituali ci fanno tornare alla vecchia affermazione biblica: l’uomo è polvere e tornerà polvere…”

Una copia singola cinque di vile denaro (quattro sopra le 5 copie).

Per ricevere copie e per spunti critici: s-edizioni@logorroici.org

Dall’introduzione del libro:

Un incontro inaspettato

Il nome di Pierre Thuillier, filosofo, epistemologo della scienza, di cui viene qui proposto il saggio breve “Contro lo scientismo” (1980), per la prima volta tradotto in italiano, risulterà sconosciuto ai più, anche a quelle lettrici e a quei lettori familiari con le opere di altri grandi critici della tecnica come Lewis Mumford, Jacques Ellul e Günther Anders. Eppure quella proposta da Thuillier, in questo come in altri suoi scritti (l’unico libro pubblicato finora in Italia è “La grande implosione. Rapporto sul crollo dell’Occidente 1999-2002”, introvabile da tempo), è una critica spietata alla traiettoria della civiltà occidentale e alle conseguenze disastrose verso cui ci sta portando. Se ne “La grande implosione” Thuillier affonda il coltello nelle radici culturali dell’odierno sistema di dominio tecno-scientifico, andando a ripercorrere i processi di urbanizzazione, lo sviluppo tecnico, l’ascesa dell’economia capitalista e il cambio di visione portato dalla scienza moderna che ne sono i prodromi, in “Contro lo scientismo” l’accusa è in particolare contro quest’ultima, la scienza, di cui vengono analizzati il percorso storicamente condizionato e l’ideologia mortifera di cui si fa portatrice. Spesso si tende a considerare scienza e tecnologia come due sfere distinte: se la tecnologia, in particolare nelle sue applicazioni più nefaste, è talvolta sottoposta a critica (ma più spesso la colpa dei suoi mali è imputata ai suoi cattivi usi), la scienza ancora di più tende a conservare nell’immaginario comune un’aura di purezza, di neutralità. La scienza non rappresenta d’altronde l’amore per il sapere fine a sé stesso, il nobile compito di svelare i segreti della natura per il puro amore della conoscenza? Il pregio principale del libro di Thuillier sta nella forza con cui distrugge questa retorica così radicata, questo mito della neutralità della scienza, mostrando come essa in realtà sia sempre stata, sia e non possa che essere connivente con il potere; anzi, come essa stessa sia diventata nella società odierna un vero e proprio totalitarismo: nella sua pretesa di essere l’unica forma legittima di produzione della verità, nella pervasività con cui la sua logica sta invadendo ogni campo dell’esistenza, e negli strumenti tecnologici sempre più devastanti che vengono prodotti grazie alle conoscenze da essa fornite. La scienza moderna – ovvero ciò che si intende comunemente per “scienza”, poiché tutti i saperi elaborati da altre culture sono stati relegati al rango di superstizioni – è sempre stata, allo stesso tempo, anche tecnica, non contemplazione estatica della natura ma volontà di potenza. “Sapere è potere”: Bacone, all’alba della nuova era scientifica, aveva espresso quello che è il progetto della scienza in maniera cristallina. Andando a braccetto con lo sviluppo tecnologico e con l’ascesa della classe dei mercanti e degli imprenditori, la scienza moderna in tutte le sue caratteristiche (dall’orientamento delle ricerche ai presupposti sul mondo su cui si fonda il suo metodo) riflette gli interessi e la visione di questi ultimi: utilitarista, meccanicista, riduzionista, orientata alla pratica, integrata al complesso economico-militare-industriale, il suo progetto è sempre stato quello di renderci “padroni e possessori della natura”. Il suo metodo sperimentale, il suo modo di guardare al mondo, sfrondandolo dei suoi aspetti qualitativi, di ciò che costituisce la ricchezza e la bellezza delle esperienze, delle relazioni, delle emozioni, consiste nel liquidare la poesia, le passioni, l’inafferrabile complessità e unicità degli individui e tutti gli aspetti irrazionali della vita, in favore soltanto di ciò che è misurabile, ponderabile, quantificabile, classificabile, elencabile, numerabile. E’ questa la logica dei tecnocrati, degli economisti, dei politici, dei tecnici e degli esperti di ogni tipo, che con le loro “scienze” fisiche o sociali (perfino “rivoluzionarie”) invadono sempre di più ogni aspetto delle nostre vite e pretendono di porsi a guida (anche morale) della società, di determinare quello che dovrebbe essere il funzionamento corretto dei singoli e della loro somma. La stessa produzione della conoscenza scientifica è un’impresa tecnica: non si tratta di posare uno sguardo attento sulla natura per interrogarla e trarne un sapere, ma di isolare e riprodurre i fenomeni naturali in laboratorio tramite l’uso di apparecchiature tecniche, di imparare a smontarli e rimontarli, allo scopo di rifare la natura, di sostituire tutto ciò che di organico esiste con dei surrogati artificiali o degli ibridi, dei meccanismi. Il primato della logica razionalista promosso dall’Età dei Lumi e condotto all’estremo dallo scientismo ha portato a considerare il mondo intero come un meccanismo regolato da leggi matematiche: e come un meccanismo, grazie alle conoscenze offerte dalla scienza e agli strumenti prodotti dalla tecnica, esso può essere manovrato e manipolato a piacimento da chi detiene le redini del potere. L’universo-macchina di Galileo, l’animale-macchina di Descartes, la mente-macchina di Hobbes, l’uomo-macchina di La Mettrie, per finire con la società-macchina, sono tutte tappe di un unico processo di scientifizzazione riduzionista del mondo. Gli organismi viventi (umano compreso, nonostante l’antropocentrismo dominante) vengono considerati dalla biologia alla stregua di complessi macchinari molecolari composti da geni, atomi, particelle, “tubi, pompe, molle, congegni” – niente di così diverso da quanto aveva descritto Descartes diversi secoli fa – assemblabili, modificabili e ricomponibili attraverso il taglia-incolla dei geni, l’inserimento di nanorobot nel sangue, l’ingestione di psicofarmaci che vanno ad agire sulle connessioni neuronali, la fusione di gameti in provetta, la clonazione cellulare, la produzione di fabbriche di batteri sintetici, i trapianti interspecie e l’innesto di protesi tecnologiche di ogni tipo fuori e dentro i corpi. Anche i comportamenti animali, umani e non umani, trovano una spiegazione “scientifica” e un conseguente tentativo di normalizzazione grazie agli sforzi delle cosiddette scienze sociali, come la psicologia e la sociologia. Allo stesso tempo, siamo nell’epoca della società-macchina: sistemi di sorveglianza sempre più sofisticati, raccolta dei dati, software di gestione, modelli predittivi di comportamento, oggettistica e urbanistica smart forniscono preziose istruzioni ai governanti su come gestire la macchina sociale e fare in modo che i suoi ingranaggi scorrano ben lubrificati, efficienti, produttivi e senza intoppi. Thuillier ci mette in guardia con senso di urgenza sulla natura totalitaria della scienza, sul suo progetto di dominio totale, sulla sempre maggiore presa di potere della tecnoscienza sulla società, processo che sta avvenendo sotto gli occhi di un’umanità sempre più cieca, priva di immaginazione e assuefatta ai sacerdoti in camice bianco, un’umanità che non riesce nemmeno più a vedere le proprie stesse catene. Pensare di produrre conoscenza rispetto a cos’è un essere vivente facendo correre dei ratti in un labirinto o dissezionando un coniglio, come immagine, mi pare riflettere bene quella che è l’ideologia scientista e la sua idea carceraria di mondo, la miseria esistenziale ed emotiva di cui si fa portavoce, l’oggettivazione e la mercificazione di ogni elemento del pianeta che logicamente ne conseguono. Un’ideologia di potere che Thuillier ci invita a contrastare e arrestare al più presto, senza ulteriori tentennamenti.

 

È uscito “Contro lo scientismo” di Pierre Thuillier – S-edizioni, 2020

Columbia Britannica (Canada): Sabotato mezzo dentro cantiere di un oleodotto

Tradotto da https://earthfirstjournal.news/2020/05/25/truck-torched-at-trans-mountain-pipeline-worksite-in-b-c/

Columbia Britannica (Canada): Sabotato mezzo dentro cantiere di un oleodotto

I Mounties ( Règia polizia a cavallo canadese) sta indagando dopo che un macchinario pesante in un cantiere di espansione del gasdotto Trans Mountain nella Columbia Britannica è stato trovato bruciato dagli operai tornati al lavoro dopo il fine settimana.

Il macchinario, un camion a fune Peterbuilt, veniva utilizzata per tendere il filo atto a creare una linea di trasmissione verso una stazione di pompaggio come infrastruttura per la condotta.

L’incendio è avvenuto nella boscaglia tra Kingvale e Aspen Grove vicino a Merritt, B.C.

In un comunicato stampa la polizia ha dichiarato che stanno cercando di individuare un gruppo di persone che campeggiava in zona durante il fine settimana.
La polizia sta contattando gli automobilisti in transito sulla Highway 5a e Tillery Road, fuori Merritt, durante la notte tra il lunedì e martedì, in modo da poter visionare le registrazioni delle telecamere da cruscotto.

Lo stesso veicolo è stato preso di mira con un danneggiamento e un furto di carburante all’inizio del fine settimana, secondo la polizia non è noto se gli atti siano stati pianificati o semplicemente sono crimini di opportunità.

I lavori di costruzione si sono intensificati con l’ampliamento dell’oleodotto per l’esportazione della Trans Mountain, compresa la messa in posa di tubi nella Columbia Britannica, dove l’opposizione al progetto è più forte.

Il progetto da svariati miliardi di dollari è di proprietà del governo federale e trasporterà petrolio da Edmonton nell’area di Vancouver.

Lettera di un padre sulla violenza psichiatrica

Riceviamo e diffondiamo:

LETTERA di DENUNCIA di un PADRE CHE CHIEDE GIUSTIZIA per la FIGLIA

Raccogliamo la lettera di denuncia di un padre che chiede giustizia per sua figlia. Ci sembra importante raccontare questa storia di abusi che va avanti da troppo tempo. È necessario attenzionare maggiormente ciò che avviene all’interno di alcune strutture psichiatriche private convenzionate, che in Italia sono più di 3.500, spesso veri e propri luoghi di reclusione in cui è difficile entrare e verificare quali pratiche e terapie vengano attuate.

Ci preme sottolineare inoltre come il ruolo degli Amministratori di Sostegno diventa sempre più invasivo e determinante per la vita di persone vittime della psichiatria che di fatto non hanno commesso alcun reato. Vi chiediamo di pubblicare la storia di Antonio e sua figlia sui vostri canali e sui vostri siti, di inoltrarla il più possibile nella speranza che altri si uniscono alla sua battaglia per la liberazione di Alice.

Collettivo Antipsichiatrico Antonino Artaud

antipsichiatriapisa@inventati.org
www.artaudpisa.noblogs.org 335 7002669

Racconto la mia storia e quella di mia figlia nella speranza che possiate aiutarmi a tirar fuori mia figlia da una situazione di oppressione fisica e psicologica che è costretta a subire da tre anni a questa parte a causa di malasanità e mal gestione della sua condizione da parte delle istituzioni.

Attraverso le vie legali non sono riuscito a cambiare la condizione di mia figlia. Il caso ha anche una valenza più generale, perché ritengo che possano esserci anche tante altre persone in questa situazione.

Il mio nome è Antonio Di Vita, sono residente a Montevarchi (AR) e mia figlia si chiama Alice Di Vita e ha 26 anni. Tre anni fa Alice a seguito di un presunto arresto cardiaco fu ricoverata nel Reparto di Rianimazione di Careggi a Firenze. Dopo circa dieci giorni di coma indotto le viene eseguita una tracheotomia e le viene applicata una cannula a scopo precauzionale. Dopo gli esami strumentali (RM,TC e ECC) ripetuti ad otto giorni di distanza, le condizioni di Alice sono definite “incredibilmente ottime”. Nessuna conseguenza cerebrale, nessuna conseguenza motoria e psico-reattiva. I responsabili del Reparto di Terapia Intensiva danno disposizione al trasferimento di mia figlia da Careggi di Firenze al reparto di Riabilitazione dell’Ospedale del Valdarno (Alice era residente a Montevarchi). La prognosi indicata è di circa dieci giorni. Affermano anche che la cannula della tracheotomia dovrebbe essere rimossa entro tre giorni.

Inaspettatamente, per ragioni non chiare, Alice è invece trasferita all’Istituto Don Gnocchi di Firenze, dove rimarrà per più di un anno subendo le pene dell’inferno. Legata al letto o alla sedia, imbottita di psicofarmaci, con infezioni e piaghe causati degli escrementi non rimossi adeguatamente e frequenti attacchi di panico. La cannula della tracheotomia non viene rimossa e genera aderenze alle corde vocali, paralizzandole e granulomi all’interno della trachea (di natura incerta, benigna o maligna). Da subito, a mia insaputa, viene nominato un amministratore di sostegno (ADS) nella persona del fratellastro. A seguito di mia opposizione l’ ADS viene sostituito da un’avvocatessa la quale però si disinteressa totalmente di mia figlia. Avendo constatato di persona la mal gestione e le atrocità subite da mia figlia ho presentato diversi esposti alla Procura della Repubblica di Firenze. L’ADS, probabilmente spinto dall’Istituto Don Gnocchi stesso, presenta due istanze per trasferire Alice in altri istituti, prima Villa Le Terme dove la maggioranza dei degenti sono in stato vegetativo, e poi un altro nel quale avrebbe dovuto passare tutta la vita . Io richiedo al giudice di trasferire mia figlia in una struttura pubblica specializzata in otorinolaringoiatria e di sostituire l’ADS con la mia persona. Il giudice non acconsente che sia io ad occuparmi di mia figlia ma sostituisce la l’ADS con un altro avvocato.

Il nuovo ADS fa trasferire Alice dal Don Gnocchi all’Ospedale del Valdarno in un reparto chiamato Modica, dove viene scoperto che le diagnosi del Don Gnocchi non sono corrette o sono addirittura false. Viene verificato che, a dispetto di quanto affermato dal Don Gnocchi, Alice può deglutire e può essere alimentata in modo naturale e non più attraverso Peg allo stomaco. Si predispone un piano di recupero psico-fisico attraverso fisioterapia e riduzione/eliminazione degli psicofarmaci somministrati dal Don Gnocchi. Mia figlia ha da subito un grande recupero di forza e vitalità, anche espressiva. Riprende a camminare da sola, sente i bisogni fisiologici e tutto sembra finalmente andare per il meglio. Addirittura sembra che debba essere dimessa, ritornare a casa con me (essendo residenti nella stessa abitazione di Montevarchi) e proseguire la fisioterapia come paziente esterna. Mi viene detto che con venti sedute di tre ore e mezzo di riabilitazione. Alice recupererebbe completamente la postura e la tonicità muscolare. Però questo apparente lieto fine della storia viene bruscamente cambiato dal fatto che l’ADS per motivi non chiari predispone il trasferimento di Alice in un’altra struttura, stavolta privata, l’Istituto Agazzi di Arezzo. Perché?

Alice entra nell’Istituto Agazzi il 2 ottobre 2018. Fin dalle prime settimane mia figlia regredisce, sia fisicamente che mentalmente. Non sente più i bisogni fisiologici e non ricorda più le cose recenti. Da questi fatti e dalla sua espressione mi accorgo presto che le stanno dando di nuovo psicofarmaci. Probabilmente gli stessi del Don Gnocchi. Alice perde di vitalità ed autonomia di giorno in giorno mostrandosi sempre stanca e assente. Io ho faccio presente questa situazione all’ADS il quale non mostra alcun interesse al riguardo. Faccio notare che il principale problema di mia figlia, la rimozione della cannula della tracheotomia, non è stato minimamente affrontato. Richiedo e sollecito di far visitare mia figlia in centri specializzati per questa patologia, alcuni di essi da me stesso contattati e disponibili a visitare Alice. L’ADS mi risponde testualmente così “Decido io, dove, come e quando far visitare Alice”. Il problema che l’ADS non si pone è il fatto che in quelle condizioni Alice è sempre ad alto rischio di arresto respiratorio, come è poi avvenuto per almeno tre volte. L’ADS non ha provveduto neanche a far visitare mia figlia dal Reparto Otorino di Arezzo dove da anni ci sono eccellenti risultati per questo tipo di patologie. Perché???

A seguito dei rifiuti e dell’arroganza mostrata dall’ADS e a causa del continuo peggioramento di mia figlia scrivo al giudice tutelare facendo presente quanto accade e richiedendo espressamente di provvedere per far visitare mia figlia da medici e strutture competenti in materia a cominciare da ospedali di terzo livello dove ci sono reparti specializzati. Verbalmente la giudice dispone per queste visite e l’ADS fa ricoverare Alice a Volterra dove è sottoposta a broncoscopia (inutile perché già fatta e già a conoscenza della diagnosi). Da Volterra Alice è trasferita ad Empoli per visita, dove viene espresso timore nel sottoporre mia figlia ad operazione, ma si afferma anche che la cosa si potrebbe risolvere con multipli interventi in sette -otto mesi.

Io ricontatto quei centri specializzati per problemi alle corde vocali con i quali avevo già discusso, i quali mi richiedono prima di tutto la stessa cosa. “Sua figlia è capace di deglutire?” Alla mia risposta affermativa, a seguito di accertamento diagnostico in mio possesso che ho letto telefonicamente a loro, dicono che l’intervento operatorio sarebbe molto più semplice e rapido di quanto invece era stato affermato dall’Ospedale di Empoli. Mi chiedo perché Alice non viene fatta visitare in uno di questi centri specializzati, a partire proprio dall’Ospedale di Arezzo. Alice da Volterra è di nuovo riportata all’Istituto Agazzi dove nel mese di febbraio va incontro a due arresti respiratori con ricoveri immediati al Pronto Soccorso di Arezzo e con ripetute ostruzioni della cannula dovuti al muco (meccanismo di difesa per rigetto naturale della cannula). A seguito di questi eventi e del fatto che Alice è in pratica parcheggiata in questo istituto senza essere curata per il suo principale problema faccio un ulteriore esposto attraverso la Guardia Di Finanza di San Giovanni Valdarno nel 2019.

A inizio maggio 2019, ho richiesto tramite istanza al giudice tutelare di Arezzo di autorizzare la nomina di un CTP (Consulente Tecnico Di Parte) e la revoca dell’ ADS, in più di prendere atto della volontà di Alice di essere collocata presso la mia abitazione. In subordine chiedevo di poter disporre di nuove perizie mediche su Alice in merito alla possibile rimozione della canula. Ulteriore istanza è stata presentata con simili richieste il 6 febbraio 2020.

Il fatto principale è che a mia figlia viene negato il diritto alla cura. Come tutti i cittadini di uno stato democratico mia figlia ha il diritto di essere visitata non da uno, ma da quattro, cinque, dieci venti specialisti per cercare di risolvere il suo problema. Mi chiedo anche come può una persona recuperare da un problema se si tiene internata in un istituto, privata della propria libertà, delle amicizie, degli affetti e di tutti gli stimoli positivi che si hanno quando ci possiamo muovere nella natura e nei colori delle stagioni. Neanche se fosse una criminale pericolosa avrebbe un trattamento simile.

Richiedo gentilmente a Voi un aiuto per salvare la vita di mia figlia, in quanto ritengo che in pratica si tratti di una morte annunciata, e per portare alla luce questi fatti gravissimi che potrebbero accadere a chiunque di noi in un paese che si ritiene democratico, civile e di diritto. Vi ringrazio sentitamente.

Nell’attesa di un vostro interessamento, cordiali saluti

Antonio Di Vita

Lettera di un padre sulla violenza psichiatrica

Un respiro profondo

«Non andartene docile in quella buona notte
Infuriati, infuriati contro il morire della luce»
Dylan Thomas
 
No, questa volta no. L’ennesimo omicidio di un nero da parte della polizia, avvenuto lo scorso lunedì 25 maggio a Minneapolis (Minnesota), nel «paese più libero del mondo», non passerà inosservato, non finirà anch’esso a fare numero in qualche statistica. Schiacciato sotto il peso di tre poliziotti, uno dei quali col ginocchio premuto sul suo collo, George Floyd ha inutilmente invocato pietà. Le sue ultime parole sono state: «non riesco a respirare, non riesco a respirare, per favore, signore, per favore, per favore, per favore, non riesco a respirare». Ma ai signori che compongono il braccio armato dello Stato, di qualsiasi Stato, è inutile chiedere favori. È il loro lavoro non fare respirare, calpestare e soffocare ogni slancio vitale. Si arruolano appositamente per questo, per godere del potere di togliere il respiro a chi sta sotto di loro. Vengono addestrati e pagati appositamente per questo, per impedire ogni movimento di chi sta sotto di loro. E poi, se una tale richiesta proviene per di più da un poveraccio nero ed è rivolta a sbirri bianchi, allora l’esito finale è quasi sempre scontato. Talmente scontato che l’omicidio da parte della polizia è un fatto quotidiano negli Stati Uniti, considerato quasi endemico (secondo alcune statistiche, sarebbero almeno 400 le persone finora uccise dalla polizia statunitense nel 2020). È un fatto assodato, deplorato, criticato, con la stessa prontezza con cui viene metabolizzato e dimenticato.
No, questa volta no. Non è stato possibile. Se la morte di George Floyd ha suscitato ben più delle abituali polemiche sulle «tensioni razziali» che allignano negli Stati Uniti o sul razzismo dilagante fra le forze dell’ordine, se ha provocato il più ampio sollevamento che si ricordi nel paese, ciò è dovuto fondamentalmente a due motivi. Il primo è quasi banale: questo atroce omicidio è stato ripreso e il video ha fatto immediatamente il giro del mondo (proprio come accadde nel 1991 a Los Angeles con il pestaggio di Rodney King). Davanti a quelle immagini che rimbalzavano ovunque, sbattute in faccia nella loro brutalità, non è stato possibile limitarsi a scuotere la testa, a bestemmiare, a sospirare, a stringere i pugni… e rassegnarsi. 
È questa la differenza fra la morte di George Floyd e quella di Breonna Taylor, crivellata di pallottole lo scorso 13 marzo nel suo appartamento di Louisville (Kentucky) da tre agenti in borghese che vi avevano fatto irruzione senza mandato, o quella di Mike Ramos, ucciso da un poliziotto ad Austin (Texas) lo scorso 24 aprile mentre si trovava in un parcheggio a bordo della sua macchina. Lontani dagli occhi, è stato più facile tenere i loro omicidi lontani dal cuore. Già, terrificante tautologia — nella società dell’immagine è l’immagine a fare la differenza. Lo scorso 23 febbraio, mentre stava facendo jogging in un sobborgo di Brunswick (Georgia), Ahmaud Arbery è stato ucciso da un ex-poliziotto da poco andato in pensione e da suo figlio, che lo avevano inseguito scambiandolo per un ladro. Per oltre due mesi i due responsabili di quell’omicidio non sono stati infastiditi finché il 5 maggio è stato diffuso un video che riprendeva la loro prodezza; padre e figlio sono stati arrestati 48 ore dopo. Gli uomini dell’ordine possono ben uccidere chi non ha santi in paradiso, difficilmente verranno perseguiti, ma è meglio che prestino qualche attenzione a non farsi riprendere.
Il secondo motivo che ha impedito al fatto di cronaca avvenuto a Minneapolis di venire archiviato in una triste contabilità ordinaria, rendendolo viceversa dirompente, è del tutto casuale. Non c’è nulla che si assomigli più di due gocce d’acqua, ma è solo l’ultima a far traboccare il vaso. Anche se non era diverso da altri che l’hanno preceduto, l’omicidio di George Floyd  — quest’uomo qualunque, che aveva appena perso il lavoro e che cercava solo di sopravvivere, in cui è così facile riconoscersi — ha fatto da evento catalizzatore in grado di scatenare una serie di reazioni a catena che fino ad ora niente è riuscito a fermare e che stanno rendendo sempre più incandescente la situazione sociale negli Stati Uniti.
 
Dunque, cosa è successo? Nella notte di quel tragico lunedì 25 maggio è stato postato su Facebook un video ripreso da una passante che mostra gli ultimi minuti di vita di George Floyd. Si odono i suoi lamenti, si vede lo sguardo vuoto e indifferente del suo carnefice in uniforme. Sono bastate poche ore perché quel video diventasse assai più «virale» del Covid-19, indignando milioni di persone e facendo precipitare nell’imbarazzo le autorità locali. Il sindaco della città Jacob Frey, membro del DFL (un partito vicino al Partito Democratico, ma su posizioni ancora più «liberal»), esprime il proprio cordoglio alla famiglia di George Floyd e licenzia in tronco i quattro poliziotti coinvolti nella sua morte. Un provvedimento urgente più che raro, reso necessario per allontanare dall’amministrazione ogni sospetto di complicità ed abbassare così la tensione in vista delle manifestazioni di protesta previste per quel martedì 26 maggio. Per tutto il giorno in molte zone della città si terranno infatti iniziative per denunciare quanto accaduto. L’incrocio dove è morto Floyd diventa punto di ritrovo, di discussione, ed il traffico viene più volte interrotto. Cortei partono da vari quartieri della città per confluire tutti davanti al commissariato del terzo distretto, quello a cui appartenevano i poliziotti licenziati, che viene circondato da migliaia di manifestanti in preda ad una rabbia crescente. La vetrata d’ingresso va in frantumi mentre c’è chi traccia scritte sulle volanti e sui muri, e chi lancia uova e sassi contro l’edificio. Quando alcuni manifestanti cercano di infrangere le finestre del commissariato scatta la reazione dei poliziotti che si trovano all’interno, i quali respingono la pressione della folla usando gas urticanti. Ne nascono tafferugli che si spostano nel parcheggio del commissariato, i cui mezzi vengono danneggiati. Inferocita, la polizia carica i manifestanti sommergendoli di gas lacrimogeni e sparando proiettili di gomma, ma i manifestanti si difendono e daranno battaglia per tutta la notte (saccheggiando un negozio di liquori per rifornirsi di spirito). Sempre nel corso di quel martedì altri manifestanti stanno tenendo un presidio davanti alla casa di Derek Chauvin, l’ormai ex-poliziotto che nel video preme il proprio ginocchio sul collo di George Floyd.
 
La mattina di mercoledì 27 maggio la notizia del giorno in tutto il paese è la violenza impiegata dalla polizia di Minneapolis contro i manifestanti. Qua e là cominciano a venire organizzate le prime iniziative di solidarietà. A Portland (Oregon) viene occupato il Justice Center, mentre le strade di Los Angeles sono invase da un corteo che blocca la superstrada. Una volante della polizia investe la folla dei manifestanti, che reagiscono attaccandola prima di andare a presidiare il quartier generale della polizia. L’indignazione generale è tale che lo stesso presidente degli Stati Uniti tenta di cavalcarla, scagliandosi contro il sindaco di Minneapolis accusandolo di essere un «estremista di sinistra» che reprime giuste proteste. Intanto nella città del Minnesota viene eretto un recinto di protezione attorno al commissariato del terzo distretto, mentre altre manifestazioni e presidi di protesta prendono il via. Sebbene all’inizio sia la calma a prevalere, col passare delle ore la rabbia monta, aumenta, fino a dilagare incontrollabile. Il commissariato del terzo distretto viene nuovamente attaccato e, dopo essersi scontrati con la polizia disposta anche sui tetti, i manifestanti si disperdono per la città. Decine e decine di negozi vengono saccheggiati, palazzi interi dati alle fiamme. Un manifestante sorpreso all’interno di una gioielleria viene abbattuto dal proprietario.
 
Giovedì 28 maggio gli Stati Uniti si svegliano sotto shock per quanto accaduto. A Minneapolis viene inviata la Guardia Nazionale e sulla città si alzano gli elicotteri della polizia. Se da un lato il sindaco Jacob Frey cerca di calmare i manifestanti invitandoli ad essere «migliori di quanto lo siamo stati noi», dall’altro il procuratore Mike Freeman butta benzina sul fuoco dichiarando di non intendere procedere contro gli agenti licenziati (Freeman è noto per la sua grande comprensione e la mano leggera nei confronti dei poliziotti dal grilletto facile). Le proteste si diffondono in entrambe le «città gemelle» che sorgono sulle sponde contrapposte del fiume Mississippi, Minneapolis e Saint-Paul, dove migliaia e migliaia di persone scendono in strada. Tafferugli fra polizia e manifestanti scoppiano fin dal pomeriggio. Ma è la notte, è soprattutto la notte a scatenare i rivoltosi, i quali sanno bene dove darsi appuntamento per dare battaglia. Il commissariato del terzo distretto viene nuovamente attaccato e questa volta i manifestanti riescono a penetrarvi all’interno. Davanti alla pressione di una folla furibonda, i poliziotti capiscono di avere un’unica via d’uscita e sono lieti di obbedire ad un ordine senza precedenti: abbandonano l’edificio e scappano via a bordo delle loro volanti. Il commissariato è ora vuoto, alla mercé dei rivoltosi. Prima viene saccheggiato e devastato, poi viene dato alle fiamme, da cima a fondo. Un rogo che durerà per ore, salutato da urla di gioia in una vera e propria festa di liberazione. Non soddisfatti, i manifestanti devastano, saccheggiano e incendiano negozi di ogni genere: di elettrodomestici, di alcolici, di abbigliamento, di ristorazione, di telefonia mobile, supermercati… anche qualche banca e molti uffici postali finiscono in fiamme. Secondo la polizia di Saint-Paul sarebbero oltre 170 i negozi attaccati a partire dall’inizio delle sommosse. La stessa sera alcuni autisti di autobus rifiutano di guidare i propri mezzi per trasportare poliziotti o manifestanti arrestati, esempio di non-collaborazionismo che nei giorni seguenti si estenderà ad altre categorie di lavoratori.
Non pare un’esagerazione affermare che la notte fra giovedì 28 e venerdì 29 maggio resterà nella storia. La brutale e iper-equipaggiata forza di sicurezza del paese più ricco e potente del pianeta, barricata in una sua sede, è stata letteralmente sbaragliata da migliaia di manifestanti, neri incazzati ed incazzati neri, armati con mezzi di fortuna, per lo più giovani, privi di una consapevolezza politica, provenienti dalle fasce più povere della popolazione, ma tutti uniti dall’odio per il nemico più comune, più palese e più onnipresente: la polizia.
Non solo, ma proprio mentre nell’epicentro raggiunge il suo culmine, la rivolta contro la polizia e la società che difende inizierà a divampare in altri punti del paese. Quello stesso giovedì 28 vengono infatti organizzate iniziative in solidarietà a Portland (Oregon) ed Olympia (Washington). A Phoenix (Arizona) un corteo selvaggio finisce con una sassaiola contro il commissariato locale. In California, ad Oakland viene bloccato l’ingresso di una superstrada, a Sacramento le strade vengono bloccate dai cortei, a Fontana un presidio nei pressi di un commissariato si trasforma in un blocco stradale prima di terminare con danneggiamenti e lanci di pietre contro il municipio. A Denver (Colorado) viene occupata una superstrada e scoppiano scontri fra polizia e manifestanti. A Columbus (Ohio) i tafferugli sfociano in atti di vandalismo contro il palazzo del governatore. Scontri fra manifestanti e polizia avvengono anche a Louisville (Kentucky) ed a New York.
 
L’alba di venerdì 29 maggio spunta su un paese che non sembra essere più lo stesso. Qualcosa sta accadendo, qualcosa di imprevisto fino a pochi giorni prima e che nessuno sa dove potrebbe portare. E di questo i politici si rendono ben conto, tant’è che al risveglio si ode subito il cinguettio notturno di Trump, che da simpatizzante non può che diventare avversario della protesta. Preoccupato per la fine del rispetto verso la proprietà privata, annuncia la mobilitazione della Guardia Nazionale e lancia il suo avvertimento ai rivoltosi: «quando iniziano i saccheggi, si inizia a sparare». Parole che non otterranno l’effetto desiderato, al contrario — più che scoraggiare, ecciteranno gli animi. Il procuratore di Minneapolis, travolto dagli avvenimenti, gioca il suo asso nella manica per tentare di spegnere i disordini che si stanno diffondendo incontrollabili. Dopo aver visto bruciare un commissariato di polizia della sua città assieme a decine di altri edifici, dopo che il suo ufficio è stato bombardato da migliaia di quotidiane telefonate ed e-mail di protesta, dopo che la scintilla scaturita nella sua città ha attecchito in altre parti della nazione, ordina l’arresto immediato di Derek Chauvin con l’accusa di omicidio di terzo grado (è il primo caso di un poliziotto bianco incriminato per la morte di un cittadino nero nella storia del Minnesota). Forse, se fosse stato preso subito, questo provvedimento avrebbe dato i risultati disinnescanti sperati. Ma dopo quattro giorni di sangue agli occhi, si rivela del tutto inutile. Anzi, in un certo senso peggiora pure la situazione. Perché è evidente che si tratta di un’ipocrita pezza da esibire (assieme ai risultati dell’autopsia di George Floyd, secondo i quali l’uomo non sarebbe affatto morto per asfissia ma per proprie patologie pregresse) nel disperato tentativo di coprire le vergogne istituzionali (per altro, proprio quella mattina la polizia di Minneapolis aveva arrestato in diretta un giornalista della CNN reo di avere la pelle troppo scura). La tensione non si spegne affatto, tutt’altro, è destinata ad esplodere in maniera incontrollabile ovunque quel venerdì 29, primo giorno del week-end. In tutti gli Stati Uniti sono innumerevoli le persone che scendono in strada per protestare contro la violenza poliziesca, sfidando il coprifuoco notturno.
A Minneapolis vengono erette barricate in alcuni incroci stradali per bloccare la circolazione del traffico. È la quarta notte consecutiva di scontri (almeno quattro i poliziotti rimasti feriti), saccheggi ed incendi (di una banca e di esercizi commerciali). Un altro commissariato di polizia viene assaltato e devastato, su un muro viene lasciata un’ironica domanda: «ci ascoltate adesso?».
A Washington si verifica l’incredibile: i manifestanti circondano la Casa Bianca e tentano di assaltarla. L’edificio viene chiuso in stato di massima allerta, il suo celebre inquilino viene trasferito in un bunker sotterraneo, ed il servizio di sicurezza (composto da agenti dei servizi segreti) respinge i manifestanti ricorrendo al gas urticante.
Ad Atlanta (Georgia) si apre una specie di caccia allo sbirro, diverse pattuglie della polizia vengono attaccate. Le volanti sono danneggiate e incendiate. La sede della CNN viene presa di mira dai manifestanti, che ne sfondano le vetrate.
A New York hanno luogo violenti scontri durante i quali vengono feriti almeno una decina di poliziotti. Un loro furgone viene dato alle fiamme, e si registrano centinaia di arresti. Fra questi, una manifestante accusata di tentato omicidio ai danni di quattro poliziotti per il lancio di una molotov contro il furgoncino sul quale si trovavano. La molotov non è esplosa e la ragazza viene arrestata, assieme alla sorella, dagli stessi agenti presi di mira (uno dei quali viene accolto a morsi).
A Los Angeles alcuni manifestanti attaccano un poliziotto, che riesce a fuggire. In serata viene bloccato il traffico nel centro della città e saccheggiato uno Starbucks.
A San Jose (sempre in California) i manifestanti erigono barricate con cassonetti della spazzatura poi dati alle fiamme, si scontrano con la polizia e infrangono diverse vetrine dei negozi.
A Portland (Oregon) i manifestanti danno l’assalto alla prigione e al commissariato centrale. Una galleria commerciale è saccheggiata e incendiata.
Scontri e disordini si verificano anche a Dallas (Texas), Houston (Texas), Las Vegas (Nevada), Denver (Colorado), Memphis (Tennessee)… Ma è in altre due città che avviene l’irreparabile, ciò che contribuisce ad alimentare ed estendere ulteriormente le sommosse in corso.
Ad Oakland (California) è stata una giornata di manifestazioni di protesta. In serata migliaia di persone invadono l’autostrada, bloccando il traffico. Alle 21.45 la polizia annuncia il divieto della manifestazione. I manifestanti si disperdono per la città; c’è chi incendia cassonetti della spazzatura, chi devasta e saccheggia negozi, chi penetra dentro una banca per appiccarvi il fuoco, chi fa una rude visita a qualche concessionario d’auto… davanti al municipio si può leggere la scritta «non abbiamo nulla da perdere, solo le nostre catene». Ma proprio poco dopo le 21.45, da un’auto che transita davanti al tribunale federale vengono esplosi alcuni colpi d’arma da fuoco che raggiungono due agenti di guardia, uno dei quali muore. Che il modo migliore di «stop killing black people» sia quello di «start killing white pigs»? Questa notizia viene data solo il giorno dopo e all’inizio le autorità ne enfatizzano i toni, annunciando che si tratta di un atto di «terrorismo domestico». Poche ore dopo, forse accortisi che così rischiano di indicare il cattivo esempio, gli inquirenti si affrettano a negare che ci siano collegamenti con le proteste in corso.
Invece a Detroit (Michigan) una manifestazione di protesta contro la brutalità poliziesca, iniziata nel pomeriggio nella maniera più pacifica, finisce con scontri notturni fra manifestanti e forze dell’ordine. In mezzo alla baraonda, verso le 23.30, anche qui alcuni colpi di arma da fuoco vengono sparati da un Suv. Ma questa volta contro i manifestanti, ed un ragazzo di 19 anni viene colpito a morte.
 
Con simili presupposti, è inevitabile che anche sabato 30 maggio sia una giornata infuocata in una nazione dove in almeno 25 città di 16 Stati è stato imposto il coprifuoco, e la Guardia Nazionale mobilitata in una decina di Stati. Il ministero della Difesa ordina all’esercito di prepararsi a schierare in tutto il paese le unità di polizia militare. Nel corso della giornata hanno luogo manifestazioni pacifiche (a Eureka, Des Moines, Tacoma e Geneva, dove viene chiusa la superstrada, Santa Rosa, Modesto, Houston, Bloomington, Louisville, Miami, Durham, Montgomery, Atlanta, davanti alla casa del governatore, Burlington), altre che generano scontri fra manifestanti e forze dell’ordine (a Salem, Portland, dove il sindaco ha decretato il coprifuoco dalle 20 alle 6, Salt Lake City, Oakland, Phoenix, Denver, Dallas, Oklahoma City, Columbus, Milwaukee, Tampa, Jacksonville, Little Rock, Boston, Pittsburgh).
Nell’epicentro della rivolta, Minneapolis, il governatore Tim Waltz lancia un appello ai manifestanti: «Capisco la rabbia ma tutto questo non riguarda la morte di George Floyd, né le disuguaglianze, che sono reali. Questo è il caos». Le sue parole non devono apparire molto convincenti, considerato che migliaia di manifestanti sfideranno ancora il coprifuoco e la Guardia Nazionale per andare a devastare la casa di Derek Chauvin, incendiare banche, uffici postali, ristoranti e una pompa di benzina, prima di cercare purtroppo inutilmente di bruciare il commissariato di un altro distretto.
A Washington ennesima manifestazione davanti alla Casa Bianca, protetta dalla Guardia Nazionale e — a detta del fulvo settantaquattrenne bimbominkia che vi risiede — da cani cattivissimi. Un sempre più massiccio servizio d’ordine usa nuovamente il gas urticante per disperdere la folla, ma questa volta i manifestanti resistono ed alcuni di essi riescono perfino a contrattaccare con una sassaiola. Un’auto dei servizi di sicurezza parcheggiata all’esterno viene danneggiata, così come il Ronald Regan Presidential Foundation and Institute.
A New York scoppiano ancora violenti scontri, il cui bilancio ufficiale parla chiaro: 350 manifestanti arrestati (fra cui la figlia del sindaco della città, la quale stava partecipando ad un blocco stradale), 33 agenti feriti, 47 mezzi della polizia danneggiati. Un Suv della polizia investe una barricata, ferendo alcuni manifestanti.
A Seattle (Washington), oltre a scontri con la polizia durante i quali vengono date alle fiamme alcune volanti, si verificano dei saccheggi e viene chiusa una strada interstatale.
A Reno (Nevada) la polizia fa uso di gas lacrimogeni scatenando l’ira dei manifestanti che assaltano e devastano un commissariato.
A Las Vegas (Nevada) i poliziotti vengono attaccati con bottiglie molotov mentre vengono danneggiate automobili e saccheggiati negozi.
A Jackson (Florida) durante gli scontri restano feriti diversi poliziotti, uno dei quali pugnalato al collo.
A Sacramento (California) ci sono saccheggi e scontri con la polizia. Nel pomeriggio molti manifestanti attaccano il carcere della contea, infrangendone i vetri.
Ad Emeryville (California) vengono saccheggiati grandi magazzini in diverse aree.
A San Francisco sono bloccate strade e saccheggiati negozi. Il sindaco invoca la Guardia Nazionale.
A Los Angeles scoppia una vera rivolta di massa, con negozi saccheggiati a Berverly Hills e sulla Rodeo Drive al grido di «Eat the rich!», volanti attaccate, commissariati incendiati. Viene decretato lo stato d’emergenza e mobilitate tutte le forze di polizia. 
A La Mesa (California) si verificano saccheggi e incendi di banche.
A Scottsdale (Arizona) un centro commerciale è saccheggiato.
Ad Austin (Texas) viene chiusa un’autostrada, si saccheggiano negozi, si vandalizzano i commissariati.
A San Antonio (Texas) dopo un pacifico corteo viene attaccato ed incendiato l’ufficio della libertà vigilata.
A Lincoln (Nebraska) in mezzo a proteste, blocchi stradali, scontri con la polizia, viene dato alle fiamme l’edificio delle Poste.
A Madison (Wisconsin) la protesta sfocia in scontri e saccheggi.
A Grand Rapids (Michigan) e a Kansas City (Missouri) i manifestanti riscaldano l’aria con numerosi roghi.
A Rockford (Illinois) hanno luogo scontri e saccheggi.
A Chicago i poliziotti vengono bersagliati con oggetti di ogni genere e le loro volanti fracassate.
A Cleveland (Ohio) si verificano scontri, saccheggi e molte volanti sono date alle fiamme.
A Charleston (West Virginia), Columbia (South Carolina) e Raleigh (North Carolina) le manifestazioni terminano con scontri e saccheggi, alcune volanti prendono fuoco.
A Richmond (Virginia) molti negozi vengono saccheggiati, la sede delle Daughters of the Confederacy viene incendiata. Si inizia a vandalizzare i monumenti confederali, celebrazione dello schiavismo.
A Ferguson (Missouri) viene danneggiato e fatto evacuare un commissariato, dopo che i suoi agenti sono subissati dal lancio di petardi, mattoni, sassi, bottiglie.
A Nashville (Tennessee) i manifestanti, dopo essersi scontrati con la polizia, riescono ad incendiare il tribunale.
A Syracuse (New York) viene attaccato il commissariato centrale di polizia.
A Philadelphia (Pennsylvania), dopo scontri con la polizia e incendi di volanti, alcuni manifestanti si arrampicano sulla statua di Frank Rizzo (commissario di polizia nel 1968 e successivamente sindaco della città) e le danno fuoco.
Ad Indianapolis (Indiana) viene ucciso un altro manifestante, il terzo dall’inizio delle sommosse.
 
Domenica 31 maggio la protesta contro la polizia si internazionalizza. A Rio de Janeiro si tiene una grande manifestazione contro la polizia che solo lo scorso anno in quella città ha commesso circa 1800 omicidi — una media di 5 al giorno. Sfidando le norme antipandemia, diverse manifestazioni di protesta sono organizzate anche a Londra (dove si registrano arresti), Berlino, dove l’ambasciata statunitense viene circondata dai manifestanti, Toronto e Auckland (Nuova Zelanda).
Nel frattempo le agitazioni continuano inarrestabili anche negli Stati Uniti. In una Minneapolis blindatissima tutto sembra procedere nella calma, quando un’autocisterna cerca di investire la folla di manifestanti su un ponte. Un atto che per fortuna non provocherà nessun ferito (a parte l’autista del mezzo, che viene quasi linciato sul posto).
A Washington per tutta la giornata nei pressi della Casa Bianca, soprattutto nel parco antistante, scoppiano violenti e ripetuti scontri, durante i quali rimangono feriti una cinquantina di agenti dei servizi di sicurezza. Lo scantinato della chiesa di Saint-John (chiamata «Chiesa dei Presidenti»), che si trova all’ingresso del parco, viene dato alle fiamme. Ancora una volta all’interno del palazzo governativo viene decretato lo stato di allerta e il Presidente condotto in un bunker. Altrove per la città alle manifestazioni si risponde con gas lacrimogeni e granate stordenti. La sede dell’AFL-CIO, la più potente organizzazione sindacale del paese, viene devastata e incendiata. Sul suo muro viene lasciata la scritta «il silenzio è complice». Banche e gioiellerie vengono attaccate. Molti monumenti sono vandalizzati.
A Los Angeles la polizia fa uso di gas lacrimogeni contro i manifestanti che bloccano una via commerciale nel quartiere di Santa Monica. Numerosi palazzi commerciali e negozi sono saccheggiati. Sono oltre 20 le città della California in cui avvengono saccheggi.
A New York migliaia di manifestanti invadono le strade di Manhattan per raggiungere Union Square. Scoppiano nuovamente scontri con le forze dell’ordine, sulla Broadway. In cinque quartieri della città si verificano saccheggi.
A Boston (Massachusetts) centinaia di manifestanti si scontrano con la polizia, danneggiando ed incendiando volanti. Si saccheggiano alcuni negozi.
Anche ad Atlanta (Georgia) la polizia ricorre ai lacrimogeni. Viene dato l’annuncio che due poliziotti sono stati licenziati e altri tre sospesi per «uso eccessivo della forza» durante le manifestazioni del giorno precedente.
A Philadelphia (Pennsylvania) molte volanti della polizia vengono attaccate e distrutte, e alcuni negozi saccheggiati.
Poco dopo mezzanotte un manifestante viene ucciso dalla Guardia Nazionale a Louisville (Kentucky), città che in tutto il week-end è stata teatro di violenti scontri anche perché brucia ancora il ricordo della morte di Breonna Taylor. Altri due manifestanti rimangono uccisi a Davenport (Iowa). Il capo della polizia di questa città dichiara che anche tre agenti hanno subito un agguato, e che uno di loro è rimasto ferito.
 
Oggi è lunedì 1 giugno. È trascorsa una settimana dalla morte di George Floyd e tutta l’opinione pubblica statunitense è concorde nel ritenere di trovarsi di fronte «ai peggiori disordini civili dai tempi dell’assassinio di Martin Luther King». Il che è un elegante modo di fare buon viso a cattivo gioco. È infatti evidente che non è più la «questione razziale» a scaldare gli animi, come dimostra non solo la componente multietnica dei rivoltosi (Samantha Shader, la ragazza newyorkese arrestata venerdì notte per il lancio di una molotov contro la polizia, non è nera, né nativa americana, e nemmeno latina; è bianca, il colore della pelle giusto per essere lasciati in pace dal razzismo poliziesco, cosa che non le ha impedito di rischiare oggi l’ergastolo per aver cercato di vendicare George Floyd e tutte le altre vittime degli assassini in divisa), ma anche gli stessi slogan che scandiscono le manifestazioni in corso. L’appello alle Vite nere che contano ha lasciato sempre più spazio agli universali Nessuna pace senza giustizia e Non riesco a respirare. Da sgherri quali sono, i poliziotti non fanno altro che difendere il mondo dei loro padroni. Ed è proprio questo mondo che da Los Angeles a New York, passando per Minneapolis, viene dato alle fiamme. Un incendio divampato quasi con naturalezza, con rapidità impressionante, che ha sorpreso gli abituali pompieri-recuperatori lasciandoli attoniti davanti al fatto compiuto, senza più molte possibilità di intervenire. Quando un’attivista nera avvocata dei diritti civili difende apertamente i saccheggi, quando una celebre pop-star si dichiara pronta a fare qualsiasi cosa pur di buttare fuori l’inquilino dalla Casa Bianca, significa che le classiche riluttanze stanno venendo meno.
Fra le autorità cosiddette «responsabili», quelle più attente a non far precipitare la situazione, non si sa più cosa fare per calmare le acque (agitate anche dalla nuova autopsia sul cadavere di George Floyd, che ha indicato nell’asfissia provocata dalla pressione sul collo la causa effettiva della morte). Ecco quindi salire oggi alla ribalta niente meno che i poliziotti buoni, come quelli che a New York, Washington, Miami (Florida) e Santa Cruz (California) si sono messi in ginocchio in solidarietà con i manifestanti, o quelli che a Genesee (Michigan) e Norfolk (Virginia) si sono uniti ai cortei di protesta. Spettacolo mediatico più che reale defezione, senz’altro, ma avvenimento comunque indicativo e destinato ad essere presto sovrastato dall’arroganza di un governo che sputa sul fuoco nella certezza di riuscire a spegnerlo. Questa mattina l’ex-sindaco di New York, nonché consigliere di Trump sulla sicurezza, Rudolph Giuliani, ha dichiarato: «sono 7 giorni che la teppa comanda nelle città con i sindaci più democratici, è ovvio che questi sindaci sono incapaci di proteggere i loro cittadini. Danno forza ai rivoltosi abbandonando commissariati e ordinando alla polizia di stare ferma e di farsi aggredire senza procedere ad arresti» (sebbene siano migliaia gli arrestati nel corso delle sommosse). Poche ore dopo, il suo tracotante superiore, stanco di venire rinchiuso nel bunker di una Casa Bianca da giorni sotto assedio, ha annunciato che considererà «terroristi» i militanti Antifa (che considera i fomentatori dei disordini) e sollecitato governatori, sindaci e commissari a riportare Legge & Ordine usando le maniere forti contro i manifestanti: «Se non dominate le vostre città e i vostri Stati, vi spazzeranno via… A Washington stiamo per fare qualcosa che la gente non ha mai visto».
Appellandosi all’Insurrection Act del 1807, vuole inviare l’esercito nelle strade. Successe già nel 1967 o nel 1992, dopo le rivolte di Detroit e Los Angeles. Ma quelle rivolte erano circoscritte ad una singola area, qui è tutta la nazione che andrebbe pattugliata militarmente. Una simile decisione cosa può provocare? Riporterà la pace sociale o scatenerà la guerra civile? Trattare da insurrezione una protesta generalizzata costellata da sommosse non è forse il modo migliore per materializzare ciò che si è evocato? Senza dimenticare che con somma ipocrisia è la stessa Dichiarazione d’Indipendenza degli Stati Uniti a proclamare il diritto, anzi, il dovere di rovesciare un governo dispotico.
Tanto più che — qualora politici e miliardari non se ne siano ancora accorti — in tutti gli Stati Uniti sta già accadendo qualcosa che alla Casa Bianca di Washington non avevano mai visto: la diffusione della consapevolezza che sotto il peso dell’autorità non si riesce né a muoversi né a respirare, ovvero a vivere. Che è inutile chiedere favori a chi ci tiene, più o meno premuto, il piede sul collo. Che quando la sola scelta lasciata da questa società è quella fra obbedire in silenzio o venire schiacciati, non resta che rifiutare entrambe le alternative e armare questa consapevolezza con la rivolta. Sfidando coprifuoco e forze dell’ordine, gas urticanti e pallottole. Sfidando la paura e la rassegnazione, il senso di impotenza ed il realismo. Scendere in strada e battersi, con furia, senza moderazione, scoprendo che non si è affatto soli, che non si è affatto deboli, e che è possibile, è sempre possibile rovesciare la situazione. 
Cominciare a respirare, nella sola maniera possibile: non facendo più respirare l’autorità.
 
Finimondo.org [1/6/2020]
 

Friburgo – Attacco di vernice contro la fabbrica Starag

Tratto da https://frecciaspezzata.noblogs.org/post/2020/05/31/friborgo-attacco-di-vernice-contro-la-fabbrica-starag/

Friburgo: Attacco di vernice contro la fabbrica Starag

30 maggio 2020 – Fonte: renverse.co

I popoli della Federazione democratica del nord e dell’est  della Siria (Rojava), che hanno liberato le loro terre da Daesh, stanno ora affrontando gli attacchi dello Stato turco. Dal 2018 la Turchia ha invaso la regione, costringendo centinaia di migliaia di famiglie a fuggire. Questa occupazione, di una violenza senza precedenti è un attacco diretto al sistema democratico stabilito nel Rojava. In effetti, la prospettiva di una regione governata secondo i principi dell’ecologia e della liberazione delle donne fa tremare tutti gli Stati capitalisti e imperialisti.

27 maggio

È quindi con il sostegno dell’Unione Europea e del governo svizzero che Erdogan continua la sua guerra di occupazione. Ciò comprende il sostegno diplomatico e finanziario, nonché il sostegno militare. Così Starag è in grado di esportare le sue macchine utensili in Turchia per la fabbricazione di granate a razzo, tra le altre armi da guerra. Una delle fonti della guerra di Erdogan si trova quindi nel cuore della Gruyère svizzera. Ma dal Rojava alla Gruyère, il popolo è stufo dei governanti che si arricchiscono con le guerre. All’inizio di aprile, i nostri compagni dell’HBDH (Movimento rivoluzionario dei popoli uniti) in Turchia hanno attaccato una fabbrica a Roketsan, un produttore di … Razzi. Questa azione ha messo in risalto le molte fabbriche svizzere che collaborano con Roketsan. Vogliamo dimostrare il nostro sostegno a questa azione con un attacco di vernice alla fabbrica Starag. Le frasi “Free Rojava”, “le tue macchine uccidono” e “Le donne difendono il Rojava” sono state dipinte a spruzzo sulla facciata. Rivendichiamo questa azione a nome della brigata Sehids Bese, Çiçek e Siyajin, 3 guerriglier* cadut* sotto il bombardamento dell’esercito turco a Heftanin lo scorso novembre. Tutti e tre provenivano dal Kurdistan settentrionale e si erano uniti alla lotta della stella YJA per costruire una vita dignitosa e libera.

È qui che inizia la guerra, fermiamola alla sua fonte.

https://ilrovescio.info/2020/06/01/friburgo-attacco-di-vernice-contro-la-fabbrica-starag/

Ieri è morto un proletario antifascista

IERI È MORTO UN PROLETARIO ANTIFASCISTA

Con lacrime infuocate agli occhi, con il cuore che esplode di rabbia di amore e di odio, con la mente sovraccarica di pensieri e ricordi, desidero che tutti e tutte voi sappiate che ieri è morto un proletario antifascista.

A Medea, in una fabbrica è morto sul lavoro e di lavoro un amico, un compagno, un operaio antifascista.

Lo voglio ricordare qui oggi e domani e sempre in ogni luogo e con chiunque, perché altrimenti nessuno si ricorderà di lui.

Si ricorderanno di lui la sua compagna, orgogliosa figlia del Continente africano, i suoi amici del “Villaggio balcanico” di via Sile a Gorizia, nel quartiere operaio di Straccis dove ho vissuto per alcuni anni – alcuni anni fa – un’esperienza di vita molto importante. Loro si ricorderanno di lui. Io mi ricorderò di lui. E basta.

Il mio amico operaio, il mio compagno proletario antifascista si chiama Adnan Hodzic…”Ado” per gli amici ed è morto ieri, all’età di 31 anni, lavorando in una fabbrica di Medea, vicino a Gorizia.

Viveva a Gorizia, con la sua compagna e la bambina di quest’ultima che era come

se fosse sua figlia.

Viveva a Gorizia, mi aiutava spesso quando avevo bisogno di comunicare con persone di madrelingua serbo-croata-bosniaca, discutevamo spesso di tanti argomenti, magari di fronte a una birra di sottomarca di un discount.

“Ado” aveva partecipato alla grande manifestazione antifascista del 23 maggio 2015 a Gorizia, contro Casapound, i nazionalismi, i razzismi e la retorica militarista dei neofascisti. “Ado” era venuto anche alle altre manifestazioni antifasciste che per alcuni anni hanno agitato la città di Gorizia. “Ado” ha partecipato pure al corteo contro la X Mas del gennaio scorso. Io lo invitavo e lui veniva, lui veniva anche perché era originario della zona di Bihac, in Bosnia, e la sua famiglia era da generazioni famiglia antifascista per la “fratellanza e l’unità”.

A chi ancora pensa che il proletariato e la lotta di classe non esistano più, a chi pensa che i processi di proletarizzazione di ampi strati della società siano invenzioni propagandistiche dei rivoluzionari, a chi è convinto che ormai anche gli operai siano peggio dei padroni perché aspirano ai macchinoni e alla bella vita, io rispondo senza comizi o trattati di scienza politica ma sbattendo in faccia le biografie di tanti di noi, la biografia di “Ado” e dei morti della Tyssen-Krupp, la biografia dei braccianti e delle braccianti dei campi e di tutte le vittime della variegata geografia e morfologia dello sfruttamento del terzo millennio. “Ado” si spostava in bicicletta, altro che macchinoni!

Un quotidiano borghese locale, nel riferire la “notizia” della morte dell’operaio Adnan Hodzic, dice che il proprietario della fabbrica sig. Ugo Bernasconi, capitalista lombardo, è stato avvisato dell’accaduto e che partirà da Como per raggiungere Medea.

Si precisa però che il malcapitato lavoratore non era dipendente della Bernasconi srl bensì di una ditta esterna, la Nova SG Costruzioni e Ristrutturazioni di Gorizia: subito un solerte Sindaco di Medea, si è premurato di dire che “c’è grande dispiacere per quello che è accaduto” ma dice anche che…però… “conosco bene il titolare dell’azienda: ha sempre lavorato con grande professionalità e ha avuto riguardo e attenzione per Medea e per la comunità nella quale si è insediato”.Adnan è morto perché è precipitato dal tetto del capannone e perché il tetto ha ceduto. Mancavano evidentemente le più elementari misure di sicurezza. Quando muore un operaio per queste ragioni la colpa è del padrone e che il padrone sia dispiaciuto ora non conta nulla ed è solo una beffa e motivo di odio di classe per chi rimane in vita e deve sopravvivere e deve portare avanti sempre con più determinazione la resistenza e la lotta per rovesciare questo sistema marcio e mortifero.

Il compagno proletario antifascista, l’amico, il giovane uomo, il compagno di una donna e il burlone affettuoso “paparino” di una bimba è morto, è morto di lavoro salariato, è morto per pagare l’affitto, le bollette e la spesa alimentare in un discount, è morto producendo ricchezza e profitto per i padroni che ne estorcevano talento, competenza, tempo ed energie: questa è la verità e questi sono i motivi per cui i rivoluzionari e le rivoluzionarie non si daranno mai pace e non concederanno mai pace ai padroni sfruttatori e agli Stati al loro servizio, che hanno bisogno dei disoccupati, dei proletari e dei sottoproletari, dei migranti da regolarizzare quando fanno comodo al mercato e al sistema produttivo e da sfruttare e da rinchiudere nei lager-cpr o nelle galere quando non servono più ai loro profitti o quando alzano la testa e la voce e i pugni chiusi contro il cielo.

Ti sia lieve la terra “Ado”, non sarai dimenticato e vivrai nelle lotte di ogni giorno, in quelle da mettere in piedi oggi e nei prossimi mesi e nell’autunno che non sarà caldo ma bollente.

Gorizia, 30 maggio 2020

Un compagno, amico di Adnan “Ado” Hodzic

Qui sotto il testo in pdf:

In memoria di Ado

 

Ieri è morto un proletario antifascista

Minneapolis: Ora questa lotta si combatte su due fronti

Queste poche righe ci sono pervenute da dei compagnie e compagne americani:

E’ una insurrezione. E’ scoppiata una vera e propria insurrezione negli Stati Uniti. Credo che calerà in alcuni posti e si estenderà ad altri, muterà. Ancora scontri pesanti ad Atlanta ma senza più incendi e saccheggi. Chicago ieri [31/5 ndT], a detta di un compagno che era lì, 10 ore di saccheggi, niente polizia. Dice che il centro è una “zona abbandonata” (forsaken zone), non è più gente né sbirri, solo vetrine infrante. A New York City nella zona sud del quartiere Hudson e nel quartiere Soho, tutti negozi di lusso e costosi -Supreme il suo negozio principale lì- sono stati saccheggiati, dal primo all’ultimo. E poi Chelsea, Brooklyn, Harlem, Manhattan. A San Francisco, San José, Oakland e tutta la Bay Area, a Philadelphia non c’è altro che riot. Ora col presidente nel bunker, la destra si è presentata da qualche parte ma non così in massa come è circolato. Riot ieri [31/5 ndT] a Montreal in Canada, con saccheggi. Sta
incominciando a estendersi internazionalmente E’ importante che la gente diffonda ciò che sta avvenendo e che ci siano manifestazioni di solidarietà. Sarebbe un ottimo segnale per la gente che si sta battendo in queste strade. Sembra che applichino lo stesso schema usato con Ferguson. Al terzo giorno dissero che gli scontri erano stati pianificati da anarchici bianchi. Questa roba funziona per un paio di giorni poi la gente smette di crederci. Ora provano a far si che la polizia aderisca ad alcune manifestazioni in solidarietà e anche questo funziona solo per un paio di giorni.

Tratto da https://de.crimethinc.com/2020/05/28/minneapolis-ora-questa-lotta-si-combatte-su-due-fronti-cosa-significano-i-disordini-per-lepoca-del-covid-19

Minneapolis: ora questa lotta si combatte su due fronti

Cosa significano i disordini per l’epoca del COVID-19

Le dimostrazioni di questa settimana a Minneapolis segnano uno spartiacque storico nell’epoca del COVID-19. Come abbiamo scritto a marzo, ci sono alcune cose per le quali vale la pena morire. La perpetuazione del capitalismo non è una di queste. Ma alcuni di noi affrontano minacce ancora più mortali del COVID-19. Vale la pena rischiare la nostra vita per lottare per un mondo in cui nessuno sia ucciso come George Floyd – e ciò che sta accadendo a Minneapolis dimostra che la gente è pronta a farlo.

Anche prima della pandemia, gli Stati Uniti erano una polveriera, con diseguaglianze in rapida crescita che stavano polarizzando la popolazione. Da marzo, oltre a una disoccupazione mai vista prima, abbiamo assistito alla proliferazione di rischi letali in tutta la popolazione sulla falsariga delle disparità preesistenti legate a razza e classe. Il Governo ha creato miliardi di dollari da far confluire nelle tasche dei dirigenti, lasciando la gente comune a bocca asciutta; le multinazionali stanno costringendo chi ha ancora un lavoro a rischiare la vita giorno dopo giorno, introducendo nuove tecnologie di sorveglianza e cercando di accelerare il ritmo dell’automazione. In poche parole, siamo considerati alla stregua di una popolazione in eccedenza per essere controllati dalla violenza dello Stato ed essere decimati dal virus.

I politici di ogni schieramento sono complici di ciò che sta accadendo. Qualcuno preferisce affidarsi alla forza bruta per stabilizzare la situazione, altri a una gestione più razionale; ma nessuno tra chi è al potere ha un piano serio su come affrontare i fattori sistemici che, innanzitutto, ci hanno portato a questo punto. Nel migliore dei casi, prendono in prestito la retorica e i punti cruciali dalle campagne da noi avviate, mostrando che – proprio come nel caso del licenziamento dei poliziotti di Minneapolis a – l’unico modo in cui potremo assistere a un cambiamento sociale sarà attraverso azioni popolari portate avanti con la forza.

Fino al 26 maggio, la principale tensione sociale negli Stati Uniti sembrava essere quella esistente tra i sostenitori di Trump – che fanno finta che non vi sia alcuna pandemia in atto – e i Democratici – che vogliono passare per quelli cauti e responsabili senza però affrontare i fattori che ci costringono correre dei rischi. Lo spettacolo degli scontri tra un movimento di astroturf di estrema destra, che richiede la “riapertura” dell’economia, e agenti di polizia insolitamente frenati, che difendono le misure di chiusura statale, è servito solamente a limitare il discorso politico a una scelta fasulla tra il tipo di “libertà” promossa da capitalisti e suprematisti bianchi da un lato, e il tipo di “sicurezza” che gli Stati totalitari promettono sempre di fornire dall’altro.

La coraggiosa resistenza al controllo della polizia di Minneapolis del 26 e del 27 maggio in risposta al brutale omicidio di George Floyd mostra che un gran numero di persone sono pronte a opporsi a Governo e Polizia anche a costo di correre rischi elevati. Stiamo udendo la voce di una parte della popolazione rimasta in silenzio negli ultimi due mesi – ma quella di coloro che non sono né ricchi liberali né servili conservatori – e si scopre che insieme siamo abbastanza potenti da sconvolgere lo status quo.

Gli eventi di Minneapolis amplieranno l’immaginario collettivo – che si era dolorosamente contratto negli ultimi anni – su ciò che è possibile. Cambieranno il discorso su come avviene il cambiamento sociale. È diventato ormai chiaro che supplicare coloro che detengono il potere con mezzi elettorali è un vicolo cieco. Tentare di apportare dei cambiamenti con la forza è un azzardo ma è l’unica scelta realistica rimasta.

È significativo che la mobilitazione che ci ha fatto aprire gli occhi sia stata una risposta contro la violenza di poliziotti razzisti, iniziata da chi è vittima della supremazia bianca e di tutti gli altri vettori di oppressione. Come notammo alla fine del 2017, le rivolte contro la violenza della Polizia svoltesi in tutto il Paese, da Ferguson a Baltimora e altrove, cessarono virtualmente dopo l’elezione di Donald Trump. Non è chiaro perché ciò accadde ma, di sicuro, non finirono perché la violenza della Polizia fosse diminuita. L’insurrezione di Minneapolis riporta alla luce tutto l’irrisolto di quel periodo inserito però in un contesto completamente diverso, in cui molte più persone sono state radicalizzate, la società è molto più polarizzata ed è sempre più chiaro a tutti che – ma che sia per i proiettili della Polizia, per il COVID-19 o per i cambiamenti climatici globali – le nostre vite sono in pericolo.

Gli scontri di Minneapolis imperversano in tutti i notiziari, dalla Grecia al Cile. Nel bene o nel male, gli Stati Uniti occupano una posizione di rilievo nell’economia globale dell’attenzione – e, grazie alla pandemia, chiunque in qualunque parte del mondo sta subendo pressioni simili. Soprattutto nel Sud del mondo – Brasile, Indonesia, Sudafrica – dove una buona fetta della popolazione vive la stessa brutalità inflitta a persone come George Floyd, la ribellione a Minneapolis offrirà un esempio che altri emuleranno nei prossimi mesi.

Come risponderà la classe dirigente? Negli Stati Uniti, Trump e i suoi sostenitori accuseranno i Democratici di non poter controllare gli Stati da loro governati, usando questo per alimentare la paura razzista tra i beneficiari del privilegio bianco. I centristi Democratici affermeranno che questo tipo di disordini è ciò che accade quando lo stato di diritto non viene rispettato dalla Casa Bianca, sperando così di riconquistare potere a livello nazionale – anche se in Minnesota c’è un governatore Democratico e la legge è sempre stata uno strumento di supremazia bianca. La sinistra istituzionale si presenterà nelle vesti d’intermediaria, offrendosi di toglierci dalle strade e dal controllo in cambio di alcune concessioni.

Fortunatamente, in un momento in cui lo Stato stesso si sta disgregando in fazioni rivali, nessuno di questi gruppi ha il capitale politico di cui hanno bisogno per compiere una vera e propria repressione statale senza correre il rischio di essere abbandonati dagli altri. Sembra che ogni fazione desideri che le altre siano ritenute responsabili dell’escalation della situazione. In ogni caso, Trump non è più l’unico a dominare i notiziari. Ora questa guerra si combatte su due fronti.

Solo una settimana fa, alcuni elementi dell’estrema destra stavano cercando di inquadrarsi come anti-polizia a causa delle proteste contro la “riapertura.” Ieri notte a Minneapolis, miliziani armati si sono schierati, in modo imbarazzante, in favore delle proteste ma contro il saccheggio – una contraddizione che diventa palese non appena si nota in quale direzione puntano le loro pistole. Il probabile omicidio di un manifestante a Minneapolis commesso la scorsa notte da un vigilante di guardia a un negozio dovrebbe esplicitare in modo abbastanza chiaro che guardie giurate e sbirri sono la stessa cosa – assassini –, con o senza uniforme.

E cosa dovremmo fare? Dovremmo dire chiaramente a tutti quelli che vorranno ascoltare perché la gente si difende da sola. Dovremmo condividere le conoscenze su come proteggersi l’un l’altro nelle strade. Dovremmo rafforzare le nostre reti e prepararci a partecipare a eventi simili in tutto il mondo. Dovremmo resistere a ogni tentativo di dividere coloro che agiscono insieme in modo solidale contro la violenza della Polizia, in particolare contro le teorie del complotto sugli agitatori esterni. Dovremmo spiegare ancora una volta perché vandalismo e saccheggio sono tattiche di protesta efficaci e legittime. Ogni volta che le persone si difendono da sole dallo stato di Polizia, dovremmo mostrar loro solidarietà, preparandoci a correre gli stessi rischi che coloro che sosteniamo affrontano ogni giorno. Soprattutto, dovremmo condividere la visione di un mondo senza oppressione, senza gerarchia, senza polizia o carceri o sorveglianza e mostrare quali sono le strategie attraverso le quali possiamo crearlo.

Non siamo debitori nei confronti della Polizia che ha approfittato della pandemia per uccidere i neri in modo ancora più evidente di prima. Non è mai stata concepita per tenerci al sicuro. Non siamo debitori nei confronti dei miliardari che hanno approfittato della pandemia per intascare ancora più soldi dallo Stato e per monopolizzare il mercato. La vita della loro economia significa la morte per noi. Non siamo debitori nei confronti dei politici che hanno a malapena alzato un dito per proteggere la nostra salute o le nostre case. Hanno avuto la loro occasione. Dobbiamo cambiare tutto da soli.

L’ordine dominante è condannato. Prima o poi collasserà. La concentrazione di ricchezza e potere nelle mani di un numero sempre minore di persone non è sostenibile. L’unica domanda è se lo rovesceremo prima che ci uccida e prima che decimi il pianeta. Il tempo stringe. La vita che pensavamo fosse davanti a noi ci è già stata strappata. Tocca a noi creare un altro futuro.

Grazie a tutti coloro che la notte scorsa hanno rischiato la propria libertà – e forse la propria vita – a Minneapolis e a Los Angeles per dimostrare che l’omicidio di George Floyd è inaccettabile.

Manifestazioni di solidarietà programmate

Aggiorneremo questa sezione man mano che verranno annunciate nuove dimostrazioni.

California

San Francisco/East Bay

Venerdì 29 maggio, ore 20.00

Fuck the Police: Vengeance for George Floyd (Fanculo gli sbirri: vendetta per George Floyd)/Manifestazione di solidarietà per Minneapolis a Oakland Oscar Grant Plaza, 14th e Broadway – “Resta in sicurezza, indossa una mascherina”

Colorado

Denver

28, 29 e 30 maggio, tutti i giorni a mezzogiorno presso il Denver Capitol Building: Justice for George Floyd (Giustizia per George Floyd)

Georgia

Atlanta

29 maggio, ore 16.00

CNN Center 1: Stop Killing Us! (Smettetela di ucciderci!)

7 giugno, ore 20.00

All’angolo tra Satellite Blvd e Pleasant Hill Rd

Indiana

Jasper, Indiana

30 maggio, dalle 10.00 a mezzogiorno, “Stand Up and Say Their Name” (Alzati e dì il loro nome) – ospitato da ONE – Dubois County, presso Dubois County Courthouse

Iowa

Des Moines

30 maggio, ore 13.00 – We Still Can’t Breathe (Non riusciamo ancora a respirare)

Kentucky

Louisville

29 maggio, ore 20.30

March of Freedom (Marcia per la libertà): incontro all’esterno del Muhammad Ali Center; indossare una maschera nera

Massachusetts

Boston

Venerdì 29 maggio, ore 17.00 – Peters Park, 1277 Washington Street – ”Stop the pandemic of police brutality” (Fermiamo la pandemia della brutalità della Polizia)

Springfield

Venerdì, 29 maggio, ore 13.30 Western Mass Stand-Out Protest: Stop Killing Black People (Protesta di massa occidentale: smettere di uccidere i neri)

New Hampshire

Lebanon (Dartmouth College)

Sabato 30 maggio, ore 18.00 End the Killing Now (Smettete di uccidere ora)

Manchester

Sabato 30 maggio, ore 10.00

Black Lives Matter March on Elm (Le vite dei neri contano)

Albany

Sabato 30 maggio, ore 13.00

Albany Corre/Cammina/Marcia per le vite dei neri

New York

New York City

Giovedì 28 maggio, alle 18.00

New York Solidarity with Minneapolis (Solidarietà di New York con Minneapolis), Union Square

Venerdì 29 maggio, ore 18.00

Barclay’s Center, Brooklyn; “Wear PPE, prepare to escalate, prepare to march” (Indossa i DPI, preparati a un’escalation, preparati a marciare)

North Carolina

Charlotte

Venerdì 29 maggio, ore 18.30 Justice for George Floyd (Giustizia per George Floyd)

Raleigh

Domenica 31 maggio ore 15.30 Memorial for George Floyd – In memoria di George Floyd

Ohio

Cleveland

30 maggio, ore 14.00, presso Free Stamp – SURJ NEO (Showing Up for Racial Justice – Ergiamoci per la giustizia razziale – Northeast Ohio)

Oregon

Portland

Al momento è in corso un’occupazione del polo giudiziario nel centro città in 1120 SW 3rd Avenue in solidarietà con George Floyd, annunciato dal PNW Youth Liberation Front.

Tennessee

Knoxville

Venerdì 29 maggio, ore 18-00

Raduno presso il dipartimento di polizia di Knoxville: “I partecipanti hanno chiesto di indossare mascherine e il distanziamento sociale o di partecipare alla protesta in auto se non si sentono a proprio agio/al sicuro in grandi gruppi.”

Texas

Austin

30 maggio, ore 12.00

From Austin to Minneapolis:Justice for George Floyd and Mike Ramos” (“Da Austin a Minneapolis: giustizia per George Floyd e Mike Ramos”)

Houston

29 maggio, ore 14.00

Ospitato da Black Lives Matter Houston – Discovery Green, incontro in 1500 McKinney Street e marcia verso il Municipio

San Antonio

30 maggio, 17.00,

301 E Travis St. – ospitato da Autonomous Brown Berets

San Jose

Venerdì 29 maggio, ore 14.00 George Floyd Solidarity Action (Azione di solidarietà per George Floyd)

Vermont

Burlington

Sabato 30 maggio, ore 18.00

Protest for George Floyd (Protesta per George Floyd)

Virginia

Richmond

Venerdì 29 maggio, ore 20.30

NO JUSTICE NO PEACE FUCK THE POLICE (NIENTE GIUSTIZIA NIENTE PACE FANCULO AGLI SBIRRI) appuntamento al Monroe Park (indossate una mascherina e dei guanti)

Stato di Washington

Seattle

29 maggio, ore 19.00

International District, Chinatown, Hing Hay Park

Sabato 30 maggio, ore 12.00 (mezzogiorno)

610 5th Ave. South- “March for Justice #GeorgeFloyd” (Marcia per la giustizia #GeorgeFloyd)

6 giugno dalle 14.00 alle 17.00

#SeattleJusticeforGeorgeFloyd – “Ci incontreremo sotto lo Space Needle e inizieremo a marciare verso Pike Place alle 14.00; per favore niente violenza o saccheggio” [sic]

Germania

Manifestazioni spontanee si sono già svolte a Neumunster e Brema.

Wuppertal

29 maggio, ore 18.00

Uhr vor dem City Arkaden (Alte Freiheit)

Grecia

Atene

Venerdì 29 maggio, ore 20.00 – Piazza Exarchia – “Contro il terrore di Stato ovunque.”

 

Interviste fatte il 01.06.2020 sulle sommesse in America:

https://radioblackout.org/2020/06/born-in-the-u-s-a/

 

Minneapolis: Ora questa lotta si combatte su due fronti