Reflexiones sobre la huelga de alquileres desde Vancouver

La llamada Vancouver ha sido en los últimos años un lugar de relativa
paz social – la intervención anarquista en las políticas locales ha sido
empujada a las sombras. Tras décadas de agitación y acción
insurreccional, las cosas se apagaron – alguna gente se marchó, sufrió
represión, luchó con el embate diario del capitalismo, o por sus propias
razones dio un paso atrás.  Aún en las sombras es donde florecemos, y
más recientemente la acción y análisis anarquistas han estado ocurriendo
en una fase semi-pública en la llamada Vancouver.
Una de tales iniciativas es la Huelga de Alquileres de Vancouver
(rentstrikevan.ca), un esfuerzo descentralizado para proveer a las
interesadas de recursos para hacer huelga a la par que agitar los fuegos
de la guerra de clases. Surge como resultado del COVID-19, un síntoma de
las interseccionadas e inseparables crisis del capitalismo, la
civilización y el colonialismo.
Agitar por la huelga de alquileres es una escalada de tensión. La fuerza
de la huelga de alquileres  viene de su número así como de la
organización y radicalidad de sus huelguistas -tanto como un mensaje
accesible es necesario para construir una participación masiva, mientras
un mensaje radical es necesario para cultivar e inspirar la acción.
Recordar la necesidad de una diversidad de tácticas y voces lleva al
establecimiento de Huelga de Alquileres Vancouver, que se erige en
contraste con los esfuerzos más reformistas de Vancouver Tenants’ Union.
A pesar de este entendimiento nos encontramos aún caminando en una fina
línea, y luchando por decidir si debemos participar en la política de
producir un discurso respetable. Reconociendo nuestro contexto local, y
la falta de un movimiento anarquista visible, nos hemos tirado a la
piscina y hemos decidido participar, con cautela. Participar en el
activismo nos da la impresión de que nos forzamos a ensombrecer nuestros
sueños más insurgentes y es agotador. Sin embargo, nos encontramos
incapaces de pagar nuestros alquileres, o queremos experimentar el no
pagarlos en tanto que la participación es necesaria. El capitalismo no
sólo nos fuerza a ir a trabajar, sino que parece que es infinitamente
capaz de constreñir nuestros deseos.
Otra tensión surge en torno a la idea de riesgo e identidad. Las huelgas
de alquileres
Another tension emerges around the idea of risk and identity. Las
huelgas de alquileres, por su naturaleza, confrontan el capital y el
proyecto colonial – por lo tanto plantean un riesgo significante para
sus participantes- Simultáneamente, las políticas de riesgo han llevado
a muchas a desacreditarlas. Muchas activistas demandan una huelga que no
ponga a nadie en riesgo, particularmente a las más vulnerables. Mientras
nosotras coincidimos en que es una noble intención, nuestras vidas están
siempre en riesgo – evitarlo es imposible y contendría muchos deseos de
lucha ofensiva. Por supuesto gente diferente, tiene razones muy
legítimas para tener diferentes umbrales de aceptación  del riesgo. Así
que queremos ser explícitas cuando decimos que no podemos garantizar la
seguridad de nadie y cualquier otra persona que lo prometa miente. Con
esto en mente, aquellas que se sientan suficientemente enfadadas o
“seguras” deberían unirse a nosotras y suspender su alquiler el 1 de
Abril.
A través de la huelga esperamos actualizar más los deseos compartidos al
oído entre colegas, los gritos salpicados en los muros de la ciudad y el
odio hacia este sistema impreso en nuestros corazones. Solidaridad con
todas las huelguistas de alquileres. Solidaridad con todos los golpes de
la huelga contra la crisis del capitalismo, colonialismo y civilización.
Solidaridad con aquellas que viven en la calle que no pueden suspender
sus alquileres, aún resistiendo en cada aliento.
Por una creciente revuelta y realización de nuestros deseos.