Salimos a la calle. No nos quedamos en casa

Una de estas noches del arresto domiciliario (eufemísticamente llamado
“estado de alarma”) salimos a dejar unas frases en los muros de la urbe.
Nos sentimos como gatos, caminando en las sombras y escondiéndonos bajo
los coches cuando las luces azules se asomaban o escuchábamos ruidos. Un
par de jabalíes habían tomado también las calles, grata compañía.

Salimos a pintar las calles porque no queremos dejar esta realidad
intacta. En un mundo cada vez más virtual, nos vemos forzados a obtener
la información y ejercer la comunicación a través de internet, y éste
está cada vez más censurado por el Ministerio de la Verdad y Los
Expertos Oficiales.

Esta situación nos muestra que los individuos digitales no pueden
apropiarse de la realidad y superar la opinión pública dominante, ni el
discurso de la ciencia y del poder constituido. Están demasiado
informados, demasiado asustados, atrapados en la trampa de expresarse
constantemente con autocomplacencia en un universo completamente
abstracto y virtual.

Nosotros somos individuos orgánicos, y rechazamos la vida virtual y
cibernética a la que nos quieren empujar. Más que nunca, en estos
tiempos digitales, nos alegramos de no tener whatsapp ni redes sociales
ni haberlos tenido, y de buscar crear las relaciones y acciones cara a
cara, aunque el mundo virtual busque imponérsenos a cada instante e
invadir nuestra realidad física. Rechazamos todo uso de whatsapp,
telegram y de todo tipo de jaulas-cadenas cibernéticas, y en su lugar
optamos por apropiarnos de nuestra realidad orgánica. Las cadenas
modernas son invisibles y han venido en forma de control biométrico,
aplicaciones de móvil, rastreo de movimiento, chips, etc., y estas
imposiciones cibernéticas configuran las condiciones materiales de
nuestra existencia (control de movimiento y de pensamiento, limitación
de contactos, vacunas, control de nuestro comportamiento social,
“sistema de crédito social”) que, a su vez, pre-determinarán nuestra
psique, haciéndonos cada vez más propensos a la domesticación y a ser
dominados.
Sin duda, ante el escenario que se nos presenta, para la mayoría el
punto de inflexión entre la libertad y la no-libertad es el hecho de
tener o no tener móvil, junto al hecho de permanecer viviendo en la
ciudad dependientes o irse al campo a vivir de manera autosuficiente.
Este es un buen momento para deshacerse esos aparatos y reapropiarnos de
nuestras relaciones reales.

Entre el siglo XII y XVII, con el apoyo de la clase dominante, la
comunidad eclesiástica fue la encargada de justificar, por amor a Dios y
a la religión, la inquisición social llevada a cabo por la Iglesia; hoy
esa función se está transfiriendo a la esfera digital y científica, y
son la instituciones científicas y militares con sus herramientas
tecnológicas (los medios de comunicación, el móvil, los whatsapps, y
todo tipo de telecomunicaciones) los que están absorbiendo el cerebro de
la mayoría de personas para justificar una reconfiguración y
perfeccionamiento del Estado de control social.

El tono paternalista del Estado y las instituciones que nos dice:
“cuanto más os quedéis en casa y hagáis lo que se os dice, antes os
permitiremos seguir con vuestras vidas y los derechos que os concedemos,
se parece mucho al tono paternalista de los padres obsesivos
controladores que dicen: “cuanto antes acabes los deberes, antes saldrás
al parque a jugar”. Esto hace que ni siquiera te preguntes por qué haces
los deberes (o por qué te “quedas en casa”), y simplemente los haces
porque hay una recompensa que ellos mismos te han usurpado (con tu
colaboración pasiva).

Una vez oímos que algunos psicólogos afirman que al pasar o llevar 21
días haciendo algo o llevando a cabo una actividad, esa actividad pasa a
formar parte de tu configuración neuronal, pasa a ser una costumbre y
aprendes a vivir de esa forma. También observamos que los animales
enjaulados pueden ser más fácilmente domesticados y adiestrados. Bien,
ciertamente no nos importa mucho lo que digan algunos “psicólogos”, pero
el confinamiento ya ha pasado los 21 días de sobras, y los humanos van
aceptando esta nueva forma de comportamiento inducida, este
adiestramiento. Nosotros desde el primer día nos hemos opuesto al
confinamiento y al uso de cualquier tipo de guantes, mascarillas, etc.,
porque no queremos asimilar esta realidad. Una nueva realidad absurda y
miserable que nos dice que “el distanciamiento social es la nueva forma
de solidaridad”. Nosotros no vamos a dejar que nuestras interacciones
sean determinadas por la autoridad.

Cuando el Estado pide cooperación, la deserción es un acto maravilloso.
¿Cuándo mejor que ahora, para desintegrar la falsedad social?

Ante la rectitud del rebaño asustado que sólo espera a la nueva
autorización por parte de las fuerzas policiales, oficiales, o la nueva
rueda de prensa del ministerio de la Obeeeeediencia, etc., frente a todo
eso se alza la espontaneidad de los poetas, de los improvisadores, de
los vagabundos, de los errantes, de todos aquellos que ya antes de todo
este escenario no aceptábamos la mercantilización ni el ordenamiento de
nuestras vidas. Y no sólo salimos a pintar, sino que mientras escribimos
esto, estamos en un parque desnudos al sol.

Como hay una confusión generalizada creada por el miedo y el pánico
inducidos, creemos oportuno compartir información y una reflexión de lo
que nosotros vemos que es un plan planificado de antemano:
Lo primero que tenemos que decir es que los Estados y gobernantes
colaboran entre ellos y no están enfrentados entre sí, sino que están
enfrentados contra “su” propia población con el fin de dominarla, esa
población que ocupa un territorio del que ellos (los gobernantes) se han
declarado dueños a fuerza de violencia (policial, militar, médica,
educacional, moral e institucional). Cada Estado explota a su propia
población y ninguno quiere que haya rebeliones en otro Estado, ya que de
ser así las rebeliones podrían generalizarse y podrían verse afectados
todos esos que viven gracias a que la muchedumbre esclavizada crea en el
Estado, las instituciones, etc.

Pero obviamente el Estado no es el gobernante último, sino que detrás
del Estado hay élites que son las que realmente gobiernan, y éstas
élites utilizan tanto a Estados como a empresas como telones o
bambalinas tras los que toman decisiones (igual que el Mago de Oz). A la
vez los miembros de esos Estados, instituciones, empresas, etc., son en
gran parte élite, pues todos colaboran entre sí, pero también sabemos
que son una pantalla protectora, una “ficción de poder”. Estas élites
gobernantes (con sus think tanks, servicios de inteligencia, ejércitos,
con la ciencia y la tecnología a su servicio, etc) juegan con casi todas
las cartas boca arriba. Para el 2019, las revueltas alrededor del mundo
empezaban a darse en muchos territorios, incluso estaba surgiendo un
aura de “revuelta global”. Los seres humanos somos animales, y por ello
recibimos influjo por parte del entorno, de las estaciones, del clima,
etc. Es un hecho que muchas revoluciones suceden en el florecer de la
primavera (entre Febrero y Abril), y en el empezar del otoño (entre
Septiembre y Noviembre) [por supuesto, las condiciones sociales son una
de los principales causas para las rebeliones de los seres humanos, que
se rebelan contra unas condiciones sociales concretas, pero los factores
ambientales pueden potenciar o mermar esas rebeliones, porque, como
animales que somos, no estamos libres del influjo planetario]. Por eso
mismo volverán con esto del confinamiento en Septiembre, Octubre, etc.
Estas “élites”, jugando a ser dioses creadores de la sociedad, han
soltado/activado este supuesto “virus” (que es sobre todo una
programación sociológica y mediática) para que tuviera un efecto
paralizador en las revueltas y un efecto detonante en la economía, para
tomar ellos el control total de la economía y configurar las nuevas
reglas de la partida, las nuevas reglas del nuevo sistema.
Existe una agenda de control social, de control poblacional, de control
de recursos y de control de territorios.
Cuando los principales financiadores de la Organización Mundial de la
Salud son los Estados más poderosos (militarmente) del planeta (EEUU,
Japón, Alemania…) y la Fundación Bill & Melinda Gates
[https://www.who.int/images/default-source/infographics/budget/top-20-contributors-es.jpg
– web oficial de la OMS, apartado de “financiación”] y cuando la OMS
recibe financiación de las principales empresas farmacéuticas
[https://www.youtube.com/watch?v=krSqCekeCiQ – Declaraciones en la
Cadena SER del exdirector del Programa Mundial de Medicamentos de la
OMS, Germán Velásquez. Año 2016] es fácil comprender que hay una
premeditación por parte de todos esos poderes para crear esta situación.
Podemos encontrar más pistas de la planificación premeditada de esta
situación en el Event 201 [que fue un ejercicio de preparación hecha por
el Foro Económico Mundial, Bill Gates Foundation, Johnson&Johnson, la
OMS, etc., ante una posible “pandemia”]:
https://www.youtube.com/watch?v=lHberJ-J1-U
[Participantes del Event 201:
https://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/el-foro-de-davos-se]

Y aquí podemos ver al ¿adivino? Obama adivinando lo que iba a suceder:
https://www.youtube.com/watch?v=GFQTYlRTJlE
Y el otro ¿adivino? Bill Gates, “¿La próxima epidemia? No estamos
listos”: https://www.youtube.com/watch?v=6Af6b_wyiwI
[“si veis a un filántropo, echad a correr”]
Como ya hemos dicho, Bill Gates, presidentes, CEO’s, probablemente no
sean más que marionetas, pero aún podemos seguir algunas pistas, y sobre
todo relaciones, para ver claramente que hay intereses y planificación
detrás de toda esta situación.

Además, dejamos también aquí el extracto de una charla de Thomas Cowan
que está siendo censurada de internet a raíz de los ataques a antenas
5G: https://www.youtube.com/watch?v=6do8zoKyOUc
De hecho, toda información que relacionase el “coronavirus” con el “5G”
empezó a ser retirada justo después de que surgieran los primeros
ataques a antenas de 5G
[https://anarquia.info/paises-bajos-y-reino-unido-oleada-de-sabotajes-anti-5g/].
También, y puesto que mucha gente no entiende absolutamente nada sobre
los virus y las bacterias, compartimos una charla de Máximo Sandín:
https://www.youtube.com/watch?v=iQJlQ_cmJ7Q
Y esta charla también: https://www.youtube.com/watch?v=232-I3qg73M

Entonces, queda claro que las élites (las cuales controlan a –y en parte
son– los Estados, empresas, instituciones, ejércitos) conspiran. Pero
para nosotros el problema no es que las “élites” conspiren, sino que el
resto de humanos no conspiren en contra de los Estados, empresas,
instituciones, élites, etc., y en favor de sí mismos. El problema es que
no hay suficientes conspiraciones, así pues ¡que se multipliquen las
conspiraciones!

Aquì los grafiti