Crónicas del estado de emergencia (Numero 8)

11 de Mayo 2020 Numero 8

En la pendiente

Es justamente ahí que nos encontramos. Incluso economistas de todo menos radicales empiezan a hipotetizar sobre cuatro posibles salidas de la situación actual: un resbalón hacia la barbarie; el capitalismo de Estado; el socialismo de Estado; y una sociedad diferente basada en el apoyo mutuo. En la cabecera del diario online “Milano Finanza” el 6 de mayo se podía leer el titular: Porqué el sistema capitalista está prácticamente muerto. La tesis – errónea, pero indicativa – sostenida por el presidente de un importante fondo de inversiones, era que un sistema en el cual las empresas no son capaces de obtener beneficios sin intervención estatal, no se puede seguir llamando capitalista. Pero el plato fuerte era la conclusión: si ciertos cambios no son dirigidos desde arriba, otros diferentes serán impuestos desde abajo. ¿Quien lo habría dicho hace solo un mes? El problema es que la iniciativa se encuentra por el momento casi enteramente en las manos de los Estados y los tecnócratas, lo que nos acerca más a una de las tres primeras soluciones mencionadas anteriormente y nos aleja de la última; la única que podría salvar al mismo tiempo la supervivencia del ecosistema y la libertad de los individuos.

Por confirmar

El 6 de mayo, Vito Crimi, viceministro del Interior y jefe político de los 5 Estrellas1, propuso “consentir” (¡que bondad!) a los que reciben la renta de ciudadanía o Naspi incorporarse al trabajo en el sector agrícola para suplir la escasez de mano de obra extranjera “sin perder el derecho a esta renta”. Sin despeinarse, el pentaestelado (aunque fue precedido en esto por el presidente del PD de Emilia Romagna, Bonaccini: “Quien se beneficia de la renta de ciudadanía puede ir a trabajar allí para devolver algo de lo que se le da”) dice las cosas tal como son. Es hora de enterrar la arcaica idea decimonónica de que el patrón deba pagar, y de que a un determinado trabajo le corresponda un salario proporcional, determinado por la relación de fuerzas entre el patrón y los trabajadores. A partir de ahora, el trabajo será una concesión (una concesión obligatoria, es decir, una imposición), así como lo será la renta (cada vez más miserable), que podrá ser retirada por decisión del gobierno – en estos días hemos podido degustar lo que se puede hacer con un simple decreto – y, sobre todo, que no será en modo alguno proporcional al trabajo realizado, ni será objeto de negociación y conflicto. ¿600 euros al mes por trabajar 12 horas bajo el sol le parece poco? Pues se queda usted sin subsidio. ¿Le gustaría negociar un salario adecuado? Que pase el siguiente. ¿Desea un contrato con pago por horas, reconocimiento de horas extras, enfermedad, vacaciones, permisos, días libres, contribuciones a la seguridad social, posibilidad de huelga? Crimi y Bonaccini no lo mencionan, otros políticos tanto menos, probablemente para ellos sea material de museo. Un giro nada despreciable para hacer frente a la “crisis que viene” (¿o ya está aquí?): los beneficiarios de los subsidios serían una reserva de mano de obra literalmente gratuita para los patrones, y sin ningún costo adicional para el Estado, ya que se trataría de fondos (aunque sería mejor decir migajas) ya asignados y cuyo pago ya está previsto por la ley. Una propuesta simétrica a la negativa de regularizar a los trabajadores inmigrantes sin papeles, una mano de obra a muy bajo coste para las empresas, y a coste cero para el Estado. Una razón más para luchar juntos, italianos y extranjeros, contra una nueva esclavitud, que no tiene nada de emergencial: dados los beneficios que garantizan, no hay duda de que estas condiciones, una vez impuestas, se harán permanentes y se extenderán cada vez más.

Conscientemente, o por la fuerza.

El problema de la degradación de las condiciones de vida y de trabajo, y el de vivir en una sociedad cada vez más artificial, están haciéndose patentes de manera contemporánea. Difícilmente conseguiremos bloquear esta economía de la desgracia, sin crear espacios colectivos donde organizarnos contra la creciente miseria y en los cuales formular, al mismo tiempo, una critica que incluya un sistema abiertamente en guerra contra el Planeta y sus habitantes. La resistencia contra la introducción del 5G será probablemente una de estas ocasiones. Otro terreno de encuentro podría ser el relativo a la salud. Para que las batallas del sector puedan encontrar apoyo en el resto de la población, el personal sanitario crítico deberá empezar a pronunciarse no solo contra los recortes y privatizaciones, sino también sobre las causas estructurales (por ejemplo la contaminación y la adulteración de los alimentos) que aseguran cada vez más pacientes a las industrias para las cuales trabajan. Es justo un juicio crítico de este tipo el que falta – en este sector como en todos los demás – aplastado bajo el peso de la supervivencia. Solo los espacios de comunicación directa y de las luchas comunes pueden aliviar tal peso. Por otro lado, si no es a través del bloqueo consciente de una producción cada vez más demente, será “bajo el yugo de desastres ecológicos repetidos, como los hombres deberán aprender a separarse de un mundo de ilusiones”.

Principios

A la espera – o en sustitución – de la aplicación para el rastreo de contactos, el Instituto Italiano de Tecnología (cuyo director Roberto Cingolani forma parte de la task force instituida por el gobierno para programar el “retorno a la normalidad” después de la cuarentena) ha elaborado y comercializado un brazalete digital que suena si no se respeta la “distancia de seguridad” y que almacena los datos sobre los contactos con eventuales contagiados. El presidente de la región de Liguria quiere hacerlo obligatorio a partir del próximo otoño. Mientras tanto, el Ministerio de Educación prevé mantener la “didáctica online” también para el próximo septiembre (con la mitad de estudiantes “presenciales” y la otra mitad conectados a Internet). “Han desaparecido todos los obstáculos para quines no tienen principios”, se ha escrito recientemente. ¿Y cuales son estos principios? ¿Que idea de libertad, de “naturaleza humana” y de relaciones sociales contraponer a la maquinización de nosotros mismos y del mundo? La afirmación de ciertos valores es probablemente la necesidad ética y práctica más imperiosa en esta fase histórica. Alrededor del profesorado recalcitrante, de los padres y madres que rechazarán enviar a sus hijos a la escuela, de los estudiantes que no proporcionarán el “email institucional” necesario para la “didáctica a distancia”, es fundamental que se cree una red de apoyo, de reflexión y de resistencia. Probablemente los elementos de rechazo, aunque dispersos y tímidos, se encuentran más difundidos de lo que creemos.

Un comienzo

Una primera discusión sobre todos estos temas se ha realizado el domingo 10 de Mayo en el terreno No TAV de Acquaviva y Resistente1. Por algunas horas, una cincuentena de personas provenientes de varias localidades de Trentino han compartido experiencias y vivencias de estos dos meses de confinamiento, esbozando, con vistas a otros encuentros, ideas y propuestas para asegurarse de que no se vuelva a la normalidad.

1 NdT: Terreno colectivo cercano a la ciudad de Trento nacido de la lucha contra el Tren de Alta Velocidad (TAV) donde se organizan diferentes iniciativas locales.

 

Traduzione in spagnolo dei n°9 e n°8 delle Cronache

Crónicas del estado de emergencia (Numero 7)

4 de Mayo de 2020

1 de Mayo en Rovereto

El 1 de Mayo, una veintena de compañeros y compañeras han bajado a la calle en el barrio popular de Fucine para realizar una serie de ponencias amplificadas entre los edificios del Itea [NdT: pisos de protección oficial] durante aproximadamente una hora. Como el pasado 25 de Abril en Brione, ha sido una ocasión para hablar tanto de las causas estructurales de la epidemia – todas relacionadas con el modo capitalista de saqueo y explotación de la naturaleza – como de la manera en la cual ésta ha sido gestionada por la patronal y el gobierno, provocando de hecho una masacre. También durante esta iniciativa se ha invitado a los habitantes del Itea que están pasando por dificultades económicas (los dirigentes de la Diputación provincial han anunciado una moratoria de impuestos para comerciantes, pero no para inquilinos) a organizarse para no pagar el alquiler. Se ha subrayado cómo la prohibición de reunirse al aire l ibre – que continuará vigente aun después del 4 de Mayo – tenga como objetivo mantenernos aislados y pasivos frente a la que nos están preparando: los préstamos que el gobierno se apresura a pedir a las instituciones europeas y a los prestamistas internos (bancos, aseguradoras, fondos de inversión) serán pagados aumentando la explotación de los trabajadores y de los sectores más pobres de la sociedad, aspecto sobre el cual “europeístas” y “soberanistas” están todos de acuerdo. Para resistir a esto – y a la introducción del 5G – es necesario violar responsablemente las medidas de confinamiento social. Algunos habitantes – sobretodo jóvenes – se han acercado a la iniciativa. Dos patrullas de la policía se han mantenido sin embargo a distancia.

Si podemos trabajar, podemos también hacer huelga”

Con este eslogan, entre el 30 de Abril y el 1 de Mayo, se han organizado parones y huelgas en la mayor parte de cadenas del sector de la logística. En Bolonia, en Casoria, en la provincia de Nápoles, en Turín, en Campi Bisenzio, en Calenzano, en Módena (donde las protestas habían comenzado ya a principios de la semana). Y luego Génova, Milán, Brescia, Bérgamo, Piacenza, Florencia, Roma, Caserta … Una vez más los repartidores – gran parte de ellos inmigrantes – se confirman como el sector más combativo de la clase asalariada. También han hecho huelga los riders de Turín y el personal de limpieza de los trasportes en Nápoles, que el 30 de Abril han bloqueado el metro.

En el vientre de la bestia

Mientras en los medios de información italianos se da únicamente espacio a las protestas de los partidarios de Trump, los cuales defienden la reapertura incondicional y sin peros de la actividad económica (la misma asumida por la Lega y encabezada por los fascistas, que tratan de camuflarse bajo las “mascarillas tricolor”1), el 1 de Mayo en los Estados Unidos ha habido impotentes huelgas contra gigantes como Amazon, Whole Food, Walmart, Targer. Las reivindicaciones son el cierre de los lugares donde ha habido contagios, ninguna restricción en los test a los posibles contagiados, la retribución por trabajo peligroso, la interrupción de la entrega de mercancías no esenciales y el fin de las represalias contra los trabajadores que exigen una mayor seguridad en el trabajo. Los enfermeros han salido a la calle, delante de 130 hospitales en 13 Estados, por la contratación de nuevo personal, contra la falta de material de protección y contra los tentativos de silenciar las protestas. El denominador común de estas y tantas otras manifestaciones ha sido la oposición a los gastos e intervenciones militares a estrellas y franjas. Desde Marzo han sido documentadas al menos 140 huelgas salvajes e todos los Estados Unidos. Mientras tanto en California, en el Estado de Nueva York, en Missouri y en varias grandes ciudades se extiende la huelga de alquileres.

Parientes”

Preguntarse por la finalidad práctica para contener el contagio de las normas que desde hace más de un mes nos vienen impuestas, se ha revelado como un ejercicio fundamental de espíritu crítico hasta el momento. Desde el 4 de Mayo, fecha de inicio de la famosa “fase 2”, las restricciones a nuestras libertades (sobretodo las de asociación y manifestación) no cambiarán, pero será posible hacer visitas … a quien? En la primera versión eran los parientes2. Protestas. Habéis entendido mal, queríamos decir los seres queridos. Este baile revela una vez más que ciertas medidas tienen poco que ver con la salud. Qué utilidad práctica tiene poder ver solo a los parientes con respecto a la contención del contagio? Los vínculos familiares nos protegen quizás de la posibilidad de contagiarnos? Existe una especie de inmunidad de masas asociada al apellido? La respuesta nos parece obvia.

En los próximos días muchas actividades volverán a abrir sus puertas (aparte de aquellas, ciertamente no esenciales, que nunca las cerraron, como las empresas que producen armas); se volverá a producir y consumir casi a pleno rendimiento. No obstante no volveremos a nuestros vínculos sociales significativos, a nuestras amistades, a nuestras complicidades: éstas, sobre el papel, valen menos que un certificado de parentesco. Paciencia para quien no tiene familia o ha perdido el contacto con ella por haber encontrado en otros lugares afecto, comprensión, reciprocidad.

Trabajo, patria, familia: he aquí lo esencial!

Pero si queremos terminar con la organización social que crea las pandemias, tendremos también que reivindicar bien alto la importancia de todos nuestros lazos sociales, especialmente aquellos más desinteresados y auténticos – que a menudo no tienen nada que ver con la familia.

Similitudes

Capturar a través del Derecho todas las expresiones de la vida humana es una utopía totalitaria. Totalitaria porque su realización convertiría a los seres humanos en algo parecido a máquinas. Utopía, porque el Estado no podrá nunca controlar todo lo que hacemos. Sin embargo, puede acercarse, y bastante, aprovechando las oportunidades más propicias. Que tienen de particular los decretos dictados en nombre de la emergencia del Coronavirus respecto a las innumerables leyes liberticidas que han marcado la historia de este país? No solo y no tanto la extensión masiva de las restricciones, sino el hecho de que – dándole la vuelta a las bases de la ideología liberal – estos Decretos definen no lo que está expresamente prohibido, sino lo que está expresamente permitido. Y bien ¿Cuál es el único sitio donde las actividades se dividen entre aquellas expresamente permitidas y las expresamente prohibidas? La cárcel.

Mientras todavía no se ha recabado el consenso necesario para introducir la aplicación “Inmunes” para el rastreo digital de los contactos sociales, el Estado ha empezado a requerir a algunos detenidos en régimen de semilibertad la posesión de un smartphone para su geolocalización. En sustitución de qué? De los brazaletes electrónicos, la construcción de los cuales ha sido encargada a una compañía de telefonía móvil (Fastweb).

La avanzadilla de la tecnología digital permite lo que los regímenes totalitarios no han siquiera osado imaginar.

1 NdT: Mascarillas con los colores de la bandera de Italia.

2 NdT: En italiano “congiunti”, término en desuso que implica una conexión fuerte, normalmente consanguínea, y que, como era previsible, ha creado cierta confusión.

Cronache dallo stato d’emergenza (Numero 6)

25 aprile: segnali di ammutinamento

L’appello a violare le misure di confinamento durante la giornata del 25 aprile è stato raccolto in modo piuttosto variegato e creativo. A Trento, un gruppo di compagni e compagne è sceso in strada nel quartiere di San Pio X, mantenendo le distanze di sicurezza e dimostrando che è possibile ritrovarsi in strada, all’aria aperta, tutelando la propria e altrui salute. Il gruppo – con lo striscione “Responsabili, non ubbidienti. Resistenza ora e sempre” – è rimasto in strada per una buona mezz’ora, con interventi, musica e cori; qualche solidale e abitante del quartiere si è avvicinato, poi è arrivato un ingente quantitativo di forze dell’ordine che hanno provato ad identificare e fermare i presenti. Il tentativo degli sbirri non è andato a buon fine ed il gruppo si è allontanato intonando cori e salutando le persone affacciatesi dai balconi. Sempre in giornata c’è stato un saluto ai detenuti di Spini di Gardolo.
Per quello che abbiamo letto e saputo, diversi striscioni e cartelloni sono apparsi a Rovereto in ricordo dei partigiani, contro fascisti e capitale, in solidarietà con i detenuti in lotta, contro la logica padronale-statale che vuole le fabbriche aperte e le persone chiuse in casa… Diversi parchi sono stati “liberati” dai nastri divisori e i cartelli di divieto sono stati sostituti con altri che invitano a usare collettivamente gli spazi collettivi mantenendo le distanze fra le persone. A Tierno, musica in piazza con i vicini che hanno portato teglie di pizza. A Mori, giro in paese con musica e un cartellone. A Noriglio, striscioni appesi, giro in paese con canti partigiani e lettura di un volantino; a Lizzanella, presenza in piazza con striscioni e musica; alle Fucine, cartelli e interventi amplificati; al Brione, un gruppo di compagni e compagne – con le mascherine e distanziati fra loro – ha attraversato una parte del quartiere con uno striscione (“Organizzarsi per non subire ancora”) e un impianto. Il primo intervento sotto i palazzoni è stato seguìto con molto interesse dalle persone ai balconi, che hanno risposto con un sonoro applauso; una decina di persone si sono unite all’iniziativa. Tra i tanti discorsi (sulle cause strutturali di questa epidemia, sulle responsabilità di Confindustria e governo, contro il controllo tecnologico in nome della salute…), è stato lanciato un invito a chi è in difficoltà economiche a organizzarsi per non pagare l’affitto all’Itea (i cui dirigenti hanno annunciato una moratoria per i negozianti ma non per gli inquilini). Forse per via degli appuntamenti non annunciati e dei diversi orari, le pattuglie di polizia e Digos sono arrivate quando i compagni se ne stavano già andando. In tarda serata, fuochi d’artificio in tre punti nei dintorni di Rovereto.

Ben detto

«Mentre la produzione industriale intacca l’ultima delle foreste, la produzione di cibo selvaggio penetra ancor più in profondità a caccia di prelibatezze, o fa proprio razzia delle ultime roccaforti di natura selvaggia. Ed ecco che il più esotico dei patogeni, in questo caso il Sars-2 ospitato da pipistrelli, finisce su un camion – nelle prede o nei lavoratori poco cambia – e viaggia come una pallottola da un’estremità all’altra di un circuito peri-urbano sempre più dilatato prima di irrompere sulla scena mondiale». Così un gruppo di epidemiologi statunitensi riassume le cause tutt’altro che misteriose dell’epidemia in corso. Non essendo esperti di Stato, non isolano il “virus nemico” dalle condizioni materiali delle nostre vite. Per cui dicono quello che non si sentirà mai dire in televisione: «L’agroindustria è in guerra con la salute pubblica. E la salute pubblica sta perdendo». Ne consegue la più sensata delle domande: «Possiamo ancora permetterci di ritoccare, semplicemente, le attuali modalità con cui ci appropriamo della natura e sperare in qualcosa in più di una tregua con queste infezioni?».

Dare i numeri

+ 20% C.A.

+ 18% P.S.

+ 20,2 % UHT

Sono percentuali da quarantena, ma non sono quelle che quotidianamente ci vengono riversate contro a reti unificate. Riguardano l’acquisto e il consumo di CONSERVE ANIMALI, PESCE SURGELATO e LATTE UHT. È innegabile come la condizione che stiamo vivendo sia stata favorita dagli allevamenti intensivi di animali e dalla conseguente deforestazione attuata per la coltivazione dei mangimi destinati alla carne da macello. Riconsiderare il modo con cui si guarda il mondo, con cui ci si rapporta alla natura, mettere in discussione le proprie idee, smettere di considerare gli animali come oggetti destinati al soddisfacimento dei nostri capricci, mascherati da necessità. Niente sarà più come prima. Sta a noi far sì che sia migliore.

Ho solo eseguito gli ordini”

Dopo i giorni della rabbia esplosi con le rivolte di marzo in moltissime carceri, gli ordini impartiti dal Ministero possono essere sintetizzati brevemente: «Non fate volare una mosca nelle carceri». Mentre i contagiati (e i morti) aumentano sia tra i secondini che tra i detenuti, come pensiamo possano essere eseguite certe direttive? Umiliazioni, corpi denudati e pestati. Addirittura, nel carcere di Caserta, barba e capelli rasati. Durante una rischiosa telefonata un detenuto ha affermato «Da “detenuti” siamo diventati “prigionieri”, e c’è una bella differenza».

Ci sarà chi s’indignerà per dei presunti “diritti umani” calpestati, ma la verità è molto più acerba. Nelle strutture penitenziarie la violenza è ciò che regge l’equilibrio, poiché è la natura del potere. Quando (e se) verranno pescate le “mele marce” tra la polizia penitenziaria, ciò dovrà risuonare come la bugia che è sempre stata, perché questa è una sistematica operazione di guerra (e centinaia di agenti a volto coperto che entrano in una sezione per massacrare chiunque possono darcene l’idea). Ed avranno tristemente “ragione” costoro ad affermare di aver solo eseguito gli ordini sentendosi tradire dai loro superiori. Perché il carcere, per sua stessa natura, è uno stato d’eccezione senza fine, dove ogni dichiarazione dei “piani alti” può trasformarsi nell’incubo della morte. Pensiamoci, quando ci diranno che quello della guardia penitenziaria è un “lavoro come un altro”.

Versione pdf: Cronache6

Trento (Italy) – Chronicles from the State of emergency 3

6 april 2020

International rent strike

It’s the proposal spreading in several Countries since 1st april (United States, Canada, United Kingdom, Sweden, Chile, Spain…). For example, Gran Canaria tenants union writes in its call that the entire working class and all tenants should support the general strike and the rent strike permanently: «The present situation couldn’t be more alarming, not only about healtcare, but also economically and socially. The measures adopted by the government, who declared the state of emergency as a reaction to Covid-19, it’s clearly anti-workers measures, completely superficial (like the limitation of moratorium on loans) and they don’t give a damn about basic needs: thousands of families living from day to day, who survive thanks to low-paied jobs, people that have been fired illegally, families who lost their income because of isolation; everyone must face the impossibility to pay rent». And he suggests; «The abandoned houses owned by financial and banking society or funds (particularly those saved by public money) must be socialized and rendered available for the thousands of people and families that are today homeless».

Words and barriers

«A tyrant upset our life, and it’s called coronavirus». The hospitals become «trenches», and dead people are carried with military transports. Therefore, a war scenario appears in our mind, with all its symbolic and emotional significance. Because metaphores evoke images, and words evoke ideas. The language is anything but neautral: it shapes opinions, it express relations that extend over time. Words create the world. They act on us and they make us act/behave in a way rather then in another. Treating a disease as if it was a war, make us obedient, mild and, in perspective, intended victims. The choice between the use of this or that word it’s not just a matter of language, but also a political decision. Politicians: you are the promoter of fear and hate against each other. With the virus, you took a further opportunity to outline borders and erect barriers.

Now that we are potentially infected

The containers in Brennero (Italian- Austrian border) prepared by austrian State with aims against migration have been used since some weeks for anti-Corona controls for the ones arriving from Italy. The «extraordinary measures» going on should push us to think about what has been happening to the most vulnerable since forever, to the undocumented, to that part of humanity that’s good for being exploited until necessary and then to be repatriated or left to die. Beyond the privilege we forget to recognise, there are those who sadly know too well an everyday reality made of distances, controls, visa, of «who knows when we’ll be able to meet again». While commodities travel for kilometers and thousands human beings are kept out of european frontiers, maybe, we could notice that borders virus won’t be gone in few weeks.

Beyond borders, about jail struggles

Regarding the rebellions that broke out in jails on 7th march, the newspapers and television hastened to speak about direct actions conducted by «organised crime». (As chance would have it, the same script has been then used to criminalize who tried to go out from supermarkets without paying). Someone spoke instead about an «organized plan» made by a not-better-specified «anarchist hand». It is inconceivable for the State to admitt that they are spontaneous revolts able to communicate quickly between each other, grown in the captivity of torture places, during years of beating-up, endemic overcrowding, repulsive hygienic conditions; because they would have spoken about it differently, and they would have spoken about this more. The fact is that riots are breaking out also in Spain, France, Brazil, USA, Belgium, Venezuela, Iran, Perù, Sri Lanka, Colombia (where, only in Bogotà prison, 23 prisoners are dead)… Now they have to speak about this for sure. Even States like Iran or Turkey have freed 110thousand and 90thousand prisoners respectively. Even Secretary of ONU is requesting the governments to adopt urgent measures against the spreading of contagion in prisons worldwide, where 12,5 millions of people are shut. It’s the prisoners first of all to advise us that the huge state of emergency that keep us imprisoned must bring the occasion to free ourselves and the rest, by seeing beyond our own limits.

Trento (Italy) – Chronicles from the State of emergency 2

30 march 2020

Responsabilities upside down

The daily Chronicles of Fear wipe out any general and specific responsability of the epidemic going on, blaming only who does not stay home, «plague-spreaders» to be repressed with heavier and heavier measures (army performing the duties of cops, tracking of the entire population, appeals for spying on each other, authorization for using drones…). Who demolished healtcare for profit, making the situation worse, while it could have been faced totally differently? Who kept factories open? Who shut schools on 20th
february and supermarkets only on 12th march? Who is to blame? Maybe the ones who take a walk on the streets, cycle-lanes or paths? And still; is it single «sharks» or an entire system to make sure that the prices of masks for hospitals are raised b y 600%?

What safety?

It’s been decades since they are deafining us by shouting «Safety!». More cameras, more controls, more cops, more jail! Then comes an epidemic virus and, in our conscience and among the unsaid on television, it emerges that, in case the auto -haulage and the logistic were interrupted, supermarkets would be empty in few days. How sure can human beings feel when they totally depend on a tecnological and production system of which they don’t control a thing anymore? A man doesn’t live by tele -working alone! Let’s benefit by this «pause», for thinking. If we don’t take the land back and self-manage the sources of our nourishment, besides freedom and independence, we’ll give up safety as well.

Tele-working

One of the experiments going on, besides military and police control, is about work: how and how long can economy go on without people going out of their home? What is work, nowadays? It’s mainly multinational companies that own informatic platforms and
Apps the ones taking advantage of all kinds of tele-working (from teachers to office-workers). The «Giants of web» get a huge amount of personal datas from ANY online activity (both for free or fee-paying ones). Datas that is then analyzed and sold.
Everything is a «data» that can be processed and transformed into earnings: tastes, opinions, the tone of voi ce, facial expressions, the book quoted by the teacher, news about health, fears, the reaction for certain news, the students’ level of attention, e tc.
In the best of all possible worlds, an epidemic as well – that means milions of people house-bound but always connected – can turn into a good business. It is a good occasion to justify the introduction of 5G network, whose purpose is not the communications in
case of emergency at all, but to generalize factories, cars, cameras and smart sensors. Fear is the perfect feeling for pushing us more and more towards a world in which human beings are controlled by «smart objects» and by who controls them.

Monitoring system

A piece of new that surely caused a sensation, it was the fact that, by controlling phone cells activated by mobiles, they found out that 40% of population in Milano was found far from their home . What’s new? It is well-known that mobiles companies create massive cataloguing everyday (even though only few feel the effects of it). On the contrary, what’s new is the fact that, availing the oppurtunity of a health emergency, they clearly justify something that exists beyond the emergency and that would raise many social and ethical questions (or, at least… it should!). But that’s not enough. Since days, we are exposed to an incessant propaganda that aims to introduce «Korean style» measures in Italy as well, that means to catalogue the communications between people starting from the cross-control on smartphones, wi-fi and Bluetooth (in order to locate «users» house-to-house instead of only into a certain neighbourhood). «Public» data would be registered and analyzed by authorities; «hidden» data (that any App on smartphones creates, even when deactivated) would feed those «smart machines» by which they check our behaviour and examinate our «purchase intentions». Government’s happy, and so it is digital capitalism. And what about us…?

What is «fundamental»?

What cannot be stopped during an epidemic reveals indirectly what’s the base of society in which we live: informatic infrastructure and war. That’s why all weapons factories must stay open. That’s why, while we are all house-bound, the tecnological progress accelerates and new 5G aerials are installed secretly. In confirmation of the strict link between digital infrastructure and war, Tim (italian mobile company) «is teaching» the army the new potential of artificial intelligence and 5G for the «new world» war.
What’s left to ask ourselves: is it the virus floating in the air the only thing we can’ t see?
In addition, there’s the world they are preparing for us. Some judicious suggestions…
…appeared on several supermarkets glass walls in Trento and Rovereto (cities in north Italy) between 24th and 25th march;

«General strike», «Shut factories», «Reduce prices».
Meanwhile…

On 25th march, there was a wide participation for the call to a general strike from the logistic and factories sector.
On 26th march, in a supermarket in Palermo (city in Sicily), some people filled their shopping troll ey and tried to get out without paying. Carabinieri and Mobile Units intervened on the place and, during the following days, they guarded the entrance of several supermarkets in the city.
The appeals to stop paying are multiplying on social networks. By extending the emergency, maybe after some months without any wage, more and more people will face the problem to satisfy their basic materials needs. Maybe, situations like the one in Palermo won’t be so rare; the necessity for taking what we need to live will be very clear to whom, simply, won’t be able to pay anymore.

Trento (Italy) – Chronicles from the State of emergency 1

23 march 2020

Virus don’t come from other planets

Disease always reflects a societies lifestyle (how and what it produces, food quality, ways of transports, etc.) A medical science that doesn’t consider this as a matter of fact – and that would imply a debate on the whole industrial system – can only slap a bandaid on the effects of diseases, ignoring their causes.
As chance would have it, first Coronavirus nidus spread starting from a big urban concentration area in China, heavily polluted by industries. It so happens that, first focus in Italy started from the most industrialized and polluted zone of the country. Until
toxicities, and the consequent environmental devastations , aren’t suppressed, healt emergencies will repeat.

Healt care

Medical staff making overalls out of rubbish bags and masks out of sheets; the constant alert on the limited materials for intensive care. What has led to this? That’s what you won’t find written in the daily fear chronicles of media, which hush up responsabilities.
Since 1978 on, Healtcare has been subjected to cuts in expenditure and privatizations by both left and right- winged governments. The progressive transformation of Healtcare into a an enterprise has cut off profitless structures, staff, departments and therapy, especially decimating what concerns preventive medicine. That’s the reason why sleeping places in hospitals are halved and the emergency ones are reduced to less than half. While medical and political allusions are clearly more and more military (virus is the aggressor, body is under siege, society is at war, government marshals army), what’s the true enemy of
individual and collective health disappears: logic of profit.

Containing virus means to free everyone

Since saturday 7 march and during the following week, protests rise up in fourty italian jails. Into at least thirty of them, proper revolts break out. Over 6’000 prisoners take part to rebellions; prison sections destroyed and set on fire, penitentiary cars burnt, prisoners on the roofs, massive jailbreak, jailers taken hostage and the prison in Modena shut down thanks to damages. The State shows its muscles: riot police and special penitentiary police detachment intervene, jailers surround prisons with guns drawn, in Puglia (south italian region, translator’s note) troops are put on streets to block the escaped, in Modena relatives of prisoners refer to have clearly heard shots coming from the jail. And then the beating-up and the massive transfers. The result is definitively heavy: 15 dead prisoners. Their deaths are quickly covered up, they talk about deceases mostly due to psycotropic
drugs and methadone overdose (mostly; and the others…?).
The spark that caused riots is the interruption of meetings between relatives and prisoners as a ridicolous control measure for contagion (relatives may be potentially infected….and jailers aren’t?) linked to the awareness to be like a rat in a trap in case of epidemic (there are already cases in Brescia, Milano, Voghera, Pavia, Lecce, Modena e Bologna). But the ticking bomb was formed by inhuman life conditions: the endemic overcrowding, the jailers violence, the impossibility to access to alternative measures. Amnesty and pardon: the prisoners demands are now nothing more than a public healt precaution, in order to limit the contaminating effects in overcrowded places (up to 8 prisoners per cell). While in Iran, in order to contain infection, 70’000 detainees with penalty under 5 years have been released from prison, in Italy, after protests, riots and a proper «State massacre», there has been given the possibility for house arrest to the ones who have penalties under six months, and house arrest with electronic bracelet for penalties under 18 months. Actually, the situation got worse instead of better ( the current law provides house arrest, by authority received, for whom has penalty under 3 years and without electronic bracelet). Not to mention, the 34,5% of prisoners in Italy who are awaiting trial, they have no sentence to serve. Anyway, not even these weak provisions would have come true without a decisive and brave test of strength from prisoners, aware that reality leaves no escape: either detention and death, either riot and life.

General strike!

Although institutions proclaimed that all the unnecessary activities must stop, several factories are still open, including those with high a concentration of workers, in close proximity during the production and in the canteen too. (Meanwhile, law enforcement are
searching cycle lanes, parks and woods, hunting for «plague-spreaders». Meanwhile, mobiles companies create mass cataloguing, in order to «track» individuals moving). Nationwide, many strikes in several factories have been reported (Dana, Pama, Fly, Siemens44, Mariani, Sapes, Tecnoclima, Ebara…), added to the many workers who decided to stay home even in abscence of strikes. It’s not only about an understandable reaction of fear for the virus, but also an aid for the healt of everyone.
These strikes need to be supported and axpanded to all the not-strictly-necessary productions.
If health doesn’t permit profit, too bad for profit.

We are all on the same boat?

These days, we are witness to the massive injection of the rhetoric of patriotism on all medias: «All together against the common enemy». In this tricoloured tale, magically disappears the material life conditions that are NOT the same for everyone (to stay
home, i need to have one and be able to keep it…) If it’s impossible to clearly foresee what will happen next, one thing it’s sure. The economical effects of this «sanitary crisis» will
have a different weight for any of us. Millions of people will have practical problems to make a living. Loans from European Central Bank won’t be for free at all, but new austerithy measures will be established, hitting the poorest first. It’s going to be
who is already half under water to push the boat on. Remember this, when the notes from the Mameli anthem will be gone …

Cronache dallo stato d’emergenza (Numero4)

“I loro virus, i nostri morti”

Siamo quotidianamente sommersi dai dati sul numero di contagiati, morti e guariti. Anche se non emergono mai le cause strutturali di questa epidemia – il saccheggio industriale dell’ambiente naturale e lo squilibrio nelle relazioni con le altre specie animali – alcune verità, per chi sa isolarle in questo mare di informazioni, rimangono a galla. Oltre il 70% dei deceduti con Coronavirus soffriva di ipertensione. Nel 95% dei casi esistono dei fattori di rischio che possono predisporre al suo sviluppo; in particolare la sedentarietà e lo stress. Il divieto di uscire di casa – con le debite precauzioni – crea i presupposti per nuove moltitudini di malati. Senza contare le devastanti conseguenze psicologiche per tutti coloro che vivono condizioni abitative e famigliari tanto insostenibili quanto rimosse dall’ottimismo di Stato (“Tutto andrà bene. Io resto a casa”). Inoltre, se l’importanza del sole e della vitamina D per le difese immunitarie sono “fake news”, perché nei protocolli distribuiti a carabinieri e polizia si consiglia almeno mezz’ora di sole al giorno e, in caso di impossibilità, l’assunzione di vitamina D?

Sacrificabili

Alla BRT di Rovereto si sono registrati due casi di Coronavirus tra i facchini (uno dei due è ricoverato in terapia intensiva). L’azienda della logistica, dopo aver “sanificato” in fretta e di nascosto gli uffici (non il magazzino), pretendeva che gli operai continuassero tranquillamente a lavorare, senza nemmeno fare i tamponi. I facchini si sono rifiutati, mettendosi in malattia. Intanto Confindustria spinge per aprire al più presto le fabbriche (chiuse solo dopo l’ondata di scioperi che ha costretto il governo a bloccare le “produzioni non essenziali”). Qualcuno parla di “suddivisione squilibrata del rischio”. Altri, che guardano all’intero pianeta e alle sue gigantesche ingiustizie, di “apocalisse differenziata”.

Ne parleremo, e a lungo

Secondo dati ufficiali, tra il 2009 e oggi sono stati sottratti alla Sanità 37 miliardi di euro. Sarà forse per l’oggettiva eloquenza di questo dato che i giornali locali hanno riportato la notizia di una scritta apparsa davanti all’ospedale di Rovereto (“Grazie al personale sanitario, ma non scordiamo chi ha tagliato la Sanità”) senza il consueto codazzo di commenti di criminalizzazione? Oltre al dato quantitativo, ce n’è un altro, qualitativo. Se allarghiamo un po’ l’arco temporale, ci accorgiamo che la Sanità non è stata solo sforbiciata, ma anche trasformata. Fino al 1978, infatti, era previsto un rapporto di scambio fra la medicina di prevenzione e i “Comitati di cittadini” (espressione con cui si cercava di istituzionalizzare i tanti comitati di base per la salute nei territori e sui posti di lavoro nati un po’ ovunque nel corso delle lotte degli anni Settanta). Dall’incontro di medici e comitati di base era nata, qualche anno prima, l’inchiesta più seria e approfondita sul disastro ambientale dell’Icmesa a Seveso. Visto che ciò che stiamo vivendo è un’esperienza di massa che non si cancellerà in quattro e quattr’otto – si tratta della più pesante limitazione delle libertà nella storia d’Italia –, sarà di fondamentale importanza per il futuro creare spazi di confronto fra abitanti e personale sanitario critico al fine di analizzare nell’insieme e nel dettaglio cosa ha causato questa epidemia e come l’hanno affrontata governi e scienziati di Stato.

“Ti auguro un fantastico futuro”

Con queste parole, si chiude la lettera nella quale l’informatico Thomas Frey spiega a un divulgatore scientifico che ben presto le attuali password saranno sostituite, grazie al 5G, con «frasi vocali accoppiate a spettri laser, risonanza al tocco, riconoscimento del battito cardiaco, firma a infrarossi» (“Corriere Innovazione ” del 3 aprile 2020). «Ovunque tu sarai – aggiunge il suo interlocutore, il professor Derrick De Kerchove – verrai rintracciato e virtualmente ricostituito in quattro dimensioni in modo completo e continuo come può fare il 5G. Acquisirai e memorizzerai ogni tua mossa come un tuo inconscio digitale profilato e distribuito in database da cui emergeranno decisioni (scelta, acquisto, voto, ecc.)». «Ma non è la fine del mondo – ci assicura il professore –, solo quella della nostra illusoria e piacevole autonomia». «Questa emergenza ha fornito la spallata che serviva per diffondere la digitalizzazione». D’altronde, «mai sprecare una crisi». Per coloro che si ribellano a tale fantastico futuro di uomini-macchina, è già pronta la definizione: “talebani dell’esperienza fisica”.

Consigli inglesi

Alcune antenne per la telefonia mobile 5G sono state incendiate a Sparkhill, Birmingham, giovedì 2 aprile, e a Melling, Merseyside, venerdì 3 aprile. La notizia è stata data anche in Italia. Gli autori dei sabotaggi sono stati definiti “complottisti”, con tanto di comunicato da parte di Google e Facebook, per i quali la nuova infrastruttura 5G è fondamentale affinché la sorveglianza che esercitano in rete si estenda ai comportamenti nella vita reale e agli stessi ambienti cittadini. Qui non c’è alcun complotto. È la logica stessa dell’accumulazione a far sì che il modo migliore per predire i comportamenti dei consumatori – e vendere le previsioni agli inserzionisti e all’industria – sia quello di programmarli.

Auguri dalla Grecia

È sempre saggio ascoltare il vicino di casa che ha già vissuto una condizione che domani potrebbe toccare a te. Scrive un collettivo di Atene: «Stanno parlando e stiamo parlando di guerra. Ed è vero. Dall’innalzamento dei prezzi al mercato nero. Dagli scaffali dei supermercati vuoti, allo stoccaggio di cibo. Dal “reclutamento” di alcuni dipendenti per ridurre le perdite del datore di lavoro, al licenziamento di altri. Dalla coercizione del lavoro senza prevenzione sanitaria elementare, agli straordinari di emergenza. Dall’insufficienza ospedaliera e di attrezzature mediche e l’inadeguatezza del personale infermieristico, alla trasformazione degli ospedali in reparti zeppi di “feriti di guerra”. […] Quindi “economia di guerra” significa un nuovo ciclo di memorandum, licenziamenti, riduzione di salari, pensioni, spese sociali e privatizzazioni. Quello che lo Stato sta dando oggi per fermare la sua bancarotta, domani lo pagheremo col sangue».

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Cronache dallo stato d’emergenza (Numero4)

Cronache dallo stato d’emergenza (numero 2)

Le responsabilità a rovescio

Le quotidiane cronache della paura cancellano le responsabilità generali e specifiche dell’epidemia in corso, per rovesciarle interamente su chi non sta chiuso in casa, “untore” contro cui chiedere misure sempre più repressive (militari con funzioni di polizia, tracciamenti informatici della popolazione, inviti alla delazione, autorizzazione a usare i droni…). Chi ha smantellato la Sanità per logiche di profitto, aggravando così una situazione affrontabile in modo ben diverso? Chi ha tenuto aperte le fabbriche? Chi ha chiuso le scuole il 20 febbraio e i centri commerciali solo il 12 marzo? Chi è stato? Forse chi passeggia per strada o cammina su ciclabili e sentieri? E ancora: sono singoli “sciacalli” o un sistema a far sì che il prezzo delle mascherine per gli ospedali sia aumentato fino al 600 per cento?

Quale sicurezza?

Sono decenni che ci perforano i timpani con il grido “Sicurezza!”. Più telecamere, più controlli, più polizia, più carcere! Poi arriva un’epidemia di virus ed emerge tra le pieghe della coscienza e i non-detti della televisione che, se si fermassero l’autotrasporto e la logistica, nel giro di alcuni giorni nei supermercati non ci sarebbe più niente da mangiare. Che sicurezza possono avere degli esseri umani che dipendono da un sistema tecnologico e produttivo di cui non controllano più niente? Non si vive di tele-lavoro! Approfittiamo di questa “pausa” per riflettere. Senza riprenderci la terra e autogestire le fonti del nostro sostentamento alimentare, rinunceremo, assieme alla libertà e all’autonomia, anche alla sicurezza.

Telelavoro

Una delle sperimentazioni in corso, oltre al controllo poliziesco e militare, riguarda il lavoro: quanto e come può andare avanti l’economia senza che la gente esca di casa? Che cos’è, oggi, il “lavoro”? Ad approfittare di tutte le forme di telelavoro (che siano imposte agli impiegati o agli insegnanti) sono innanzitutto le multinazionali che possiedono le piattaforme informatiche e le diverse applicazioni. Da ogni attività online – gratuita o a pagamento poco importa – i “giganti del web” ricavano un’impressionante quantità di dati personali che analizzano e vendono. Tutto è un “dato” che si può processare e trasformare in merce: i gusti, le opinioni, il tono della voce, la mimica facciale, il libro citato dall’insegnante, le notizie relative alla salute, le paure, la reazione a certe notizie, il livello di attenzione degli studenti ecc. Nel migliore dei mondi possibili, anche un’epidemia – cioè milioni di persone chiuse in casa ma sempre connesse – diventa un ottimo affare. E un’occasione per giustificare l’introduzione della rete 5G, la cui funzione non è certo quella di permettere i contatti in caso di emergenza sanitaria, ma di generalizzare industria, macchine, telecamere e sensori smart. La paura è un sentimento ideale per spingerci ancora di più verso un mondo in cui gli esseri umani sarebbero governati da “oggetti intelligenti” e da chi li programma.

Telesorveglianza

Ha fatto un po’ di scalpore la notizia che il quaranta per cento dei milanesi è stato scovato lontano dalle proprie case attraverso il controllo delle celle telefoniche attivate dai cellulari. Qual è la notizia? Che le compagnie della telefonia mobile realizzino quotidianamente una schedatura di massa è un fatto noto (per quanto pochi ne traggano delle conseguenze). La novità è che si coglie l’occasione di un’emergenza sanitaria per giustificare apertamente qualcosa che esiste ben al di là dell’emergenza e che solleva, o dovrebbe sollevare, non pochi interrogativi etici e sociali. Ma non basta. Da giorni siamo sottoposti a una martellante propaganda finalizzata a introdurre anche in Italia “misure alla coreana”, cioè la schedatura dei contatti tra le persone a partire dal controllo incrociato di smartphone, wi-fi e Bluetooth (per localizzare gli “utenti” non in un determinato quartiere, ma casa per casa, negozio per negozio). I dati “pubblici” sarebbero archiviati e analizzati dalle autorità, quelli “nascosti” (che ogni applicazione sugli smartphone crea, anche quando la si disattiva) alimenterebbero le “macchine intelligenti” con cui si controllano i nostri comportamenti e si studiano le nostre “intenzioni di acquisto”. Felice il governo, felice il capitalismo digitale. E noi?

Che cosa è “essenziale”?

Ciò che non può essere fermato durante un’epidemia ci rivela, indirettamente, quali sono le basi della società in cui viviamo: l’infrastruttura informatica e la guerra. Per questo tutte le fabbriche di armi devono restare aperte. Per questo, mentre siamo chiusi in casa davanti agli schermi, il progresso tecnologico accelera e si installano di nascosto nuove antenne 5G. A conferma di come infrastruttura digitale e guerra siano sempre più intrecciate, Tim “sta insegnando” all’esercito le potenzialità del 5G e dell’intelligenza artificiale per la guerra del “nuovo mondo”. Rimane da chiedersi se quello che non riusciamo a vedere non sia solo un virus che si muove nell’aria, ma il mondo che ci stanno apparecchiando.

Alcune proposte sensate

Sembrano quelle suggerite dalle scritte tracciate sulle vetrate di diversi supermercati di Trento e Rovereto fra il 24 e il 25 marzo: “Sciopero generale”, “Chiudere le fabbriche”, “Abbassare i prezzi”.

Intanto…

Il 25 marzo, c’è stata un’ampia partecipazione allo sciopero generale indetto nel settore della logistica e delle fabbriche. Il 26 marzo, in un supermercato di Palermo, alcune persone hanno riempito i carrelli e cercato di uscire senza pagare. Carabinieri e Celere sono intervenuti sul posto e hanno presidiato, nei giorni successivi, l’entrata di diversi supermercati della città.

Sui social network si moltiplicano gli appelli a non pagare più.
Con il prolungarsi dell’emergenza, magari dopo mesi senza salario, sempre più persone si troveranno davanti al problema di soddisfare i propri bisogni materiali. Situazioni come quella di Palermo forse non saranno così rare: l’esigenza di prendersi ciò che ci serve per vivere sarà ben chiara a chi, semplicemente, non potrà più pagare.

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Cronache dallo stato d’emergenza (numero 1)

I virus non arrivano da un altro pianeta

Le malattie riflettono sempre il modo di vivere (di produrre, di mangiare, di spostarsi ecc.) di una società. Una medicina che non parta da questo dato di fatto – il che presuppone oggi una chiara messa in discussione della società industriale – può solo tamponare gli effetti delle malattie, senza risalire alle loro cause. Non a caso il primo focolaio di Coronavirus si è sviluppato in una zona della Cina di grande concentrazione urbana e di pesante inquinamento industriale. Non a caso i primi focolai in Italia si sono sviluppati nelle zone più industrializzate e inquinate. Se non si rimuovono le nocività e gli sconvolgimenti ambientali che provocano, le emergenze sanitarie si rinnoveranno.

Sanità

Personale sanitario che si costruisce delle tute di protezione con i sacchi dell’immondizia e usa le lenzuola per farne delle mascherine; l’allarme continuo sulle risorse limitate per le terapie intensive. Come si è arrivati a tutto ciò? Ecco cosa non si dice nelle quotidiane cronache della paura, affinché non si parli delle responsabilità. Dal 1978 in avanti, tra governi di destra e di sinistra, la Sanità è stata sottoposta agli effetti combinati dei tagli e delle privatizzazioni. La progressiva trasformazione della Sanità in un’Azienda ha tagliato strutture, personale, reparti e terapie non remunerativi, falcidiando in particolare tutto ciò che era legato alla medicina di prevenzione. Per questo si sono dimezzati i posti letto negli ospedali e ridotti a meno della metà quelli di emergenza. Mentre le metafore mediche e politiche sono sempre più esplicitamente militari (il virus è l’aggressore, il corpo è sotto assedio, la società è in guerra, il governo schiera l’esercito), scompare il vero nemico della salute individuale e collettiva: la logica del profitto.

Arginare il virus significa liberare tutti

A partire da sabato 7 marzo e per tutta la settimana successiva si levano proteste in una quarantina di carceri in tutta Italia. In almeno una trentina di queste si scatenano vere e proprie rivolte. Oltre seimila detenuti prendono parte alle sommosse, con sezioni distrutte e incendiate, fuoco alle auto della penitenziaria, prigionieri sui tetti, evasioni di massa, secondini presi in ostaggio e il carcere di Modena chiuso “di fatto” grazie ai danneggiamenti. Lo Stato mostra i muscoli: intervengono la celere e i reparti speciali della penitenziaria, i secondini circondano le carceri armi in pugno, in Puglia viene schierato l’esercito per bloccare gli evasi, a Modena i parenti riferiscono di aver sentito distintamente degli spari. E poi pestaggi e trasferimenti di massa. Il bilancio è pesantissimo: 15 detenuti morti. Le loro morti vengono velocemente insabbiate, si parla di decessi causati “per lo più” (e gli altri?) da overdose di psicofarmaci e metadone.

La scintilla che ha appiccato l’incendio è la sospensione dei colloqui come ridicola misura di contenimento del contagio (i parenti sarebbero potenzialmente infetti… le guardie no?) assieme alla consapevolezza di essere come topi in trappola di fronte al rischio di un’epidemia (si sono già verificati casi a Brescia, Milano, Voghera, Pavia, Lecce, Modena e Bologna), ma la polveriera è costituita dalle condizioni di vita inumane: sovraffollamento endemico, violenze delle guardie, impossibilità di accedere a misure alternative. Amnistia e indulto: le richieste dei detenuti sarebbero in questo momento niente di più che un provvedimento di salute pubblica, per limitare i danni della diffusione del contagio in ambienti sovraffollati (fino a 8 detenuti per cella). Se in Iran per arginare il contagio sono stati scarcerati 70000 detenuti con pene sotto i cinque anni, in Italia, dopo proteste, rivolte e una vera e propria strage di Stato, è stata concessa la possibilità di andare ai domiciliari per chi ha pene sotto i sei mesi, e ai domiciliari con il braccialetto elettronico per chi deve scontare pene sotto i diciotto mesi. In realtà si aggrava la situazione anziché migliorarla (la legge in vigore prevede già i domiciliari, previa approvazione del magistrato di sorveglianza, per chi ha pene sotto i tre anni e senza braccialetto elettronico). Senza contare che il 34,5% dei detenuti in Italia sono in attesa di giudizio e non hanno proprio nessuna pena da scontare. Questi deboli provvedimenti non si sarebbero comunque ottenuti senza una decisiva e coraggiosa prova di forza dei detenuti, consapevoli che la realtà non lascia loro scampo: o la prigionia e la morte, o la rivolta e la vita.

Sciopero generale!

Benché si proclami a livello istituzionale che tutte le attività non essenziali si devono fermare, molte fabbriche sono ancora aperte: anche quelle con altissime concentrazioni di operai, a stretto contatto sia durante la produzione sia durante la mensa. (E intanto le forze dell’ordine perlustrano a sirene spiegate ciclabili, parchi e boschi a caccia degli “untori”. E intanto le compagnie della telefonia mobile realizzano schedature di massa per “tracciare” gli spostamenti individuali). Anche in Trentino, come nel resto d’Italia, si sono registrati scioperi in diverse fabbriche (Dana, Pama, Fly, Siemens44, Mariani, Sapes, Tecnoclima, Ebara…), a cui si aggiungono i tanti operai che hanno deciso di stare a casa anche in assenza di sciopero. Non si tratta solo di una comprensibile reazione di paura di fronte al virus, ma di un contributo alla salute di tutti. Questi scioperi vanno sostenuti ed estesi a tutte le produzioni non strettamente necessarie. Se la salute non è compatibile con il profitto, tanto peggio per il profitto.

Tutti sulla stessa barca?

Stiamo assistendo in questi giorni a una massiccia iniezione a reti unificate di retorica nazionalista: “Tutti insieme contro il nemico comune”. In questo racconto tricolore scompaiono per magia le condizioni materiali di vita che non sono affatto uguali per tutti (per restare a casa, una casa devo avercela e potermela mantenere…). Ma guardiamo un po’ più in là. Se è impossibile fare previsioni precise sul dopo, una cosa è sicura. Gli effetti economici di questa “crisi sanitaria” avranno un peso ben differenziato nella società. Per milioni di persone si porrà il problema pratico di avere di che vivere. Gli stessi prestiti da parte della Banca centrale europea non saranno affatto gratis, bensì imporranno nuove misure di austerità che colpiranno soprattutto i più poveri. A spingere la barca sarà chi è già per metà sott’acqua. Ricordiamocelo quando spariranno le note dell’inno di Mameli.

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Cronache dallo stato d’emergenza (numero1)