Esta noche, siete compañeros y compañeras han sido detenidos y otros cinco bajo la obligación de no salir de Bolonia.
La enésima investigación por “asociación subversiva con fines de terrorismo”. Por lo que podemos entender, a estos compañeros se les acusa de haber participado en la lucha contra los campos de concentración de la democracia (los CPR o CIE), de haber apoyado los revueltas que estallaron en muchas cárceles italianas en marzo y –a alguno de ellos– de haber incendiado un repetidor de televisión en solidaridad con los presos en 2018. En la radio han hablado de “presuntos anarquistas” que estaban llevando a cabo una “campaña anti-Estado”. Normalmente, en los velos de la jefatura de policía dicen anarquistas y “presuntos terroristas” – ahora dan a entender que acusación es precisamente de ser anarquistas. Por otra parte, no es necesario que la ROS realice ninguna investigación para establecer que algún grupo de anarquistas lleva a cabo prácticas anti-Estado. Después de poner a millones de personas bajo arresto domiciliario, ahora, que ha vuelto la normalidad (¿para quién?) también vuelve rápidamente la represión selectiva contra quienes molestan. Contra aquellos que, incluso durante el período de cuarentena, no han querido dejar solos a los rebeldes en las prisiones. En menos de dos meses –y mientras en las prisiones la epidemia se propaga en total silencio– el Estado pasa la cuenta a los que han desafiado sus prohibiciones. Como advertencia para la fase 2, 3, 4… Por otra parte, sobre el carácter preventivo de esta operación, la Fiscalía de Bologna no podía ser más explícita: “En este marco, la intervención, además de su carácter represivo para los delitos impugnados, asume una valencia preventiva estratégica, destinada a evitar que en eventuales momentos ulteriores de tensión social, derivados de la particular situación de emergencia antes descrita, puedan tener lugar otros momentos de una “campaña de lucha contra el Estado” más general, objeto del citado programa criminal de matriz anárquica”. Pero dejemos a los magistrados, a los carabineros y a los periodistas, porque es algo bien diferente lo que tenemos ganas de decir.
A estos compañeros y compañeras los conocemos bien. Son compañeros serios, leales y generosos. Siempre los hemos tenido a nuestro lado en las luchas y estuvieron particularmente cerca de nosotros cuando también aquí en Trentino el Estado nos arrebató siete amigos y compañeros con la operación “Renata”.
Al no ser ni políticos ni estafadores, no nos avergonzamos cuando arrestan a algunos de los nuestros. No sólo porque los amamos y estimamos, sino porque las acciones de las que se les acusa son justas para nosotros. Impedir la apertura o el funcionamiento de los CPR es justo. La solidaridad con los que se rebelan en las cárceles es justa (el único reproche, si acaso, sería por no haberlo hecho lo suficiente). Sabotear los medios utilizados para el condicionamiento social es justo, y quizás ahora, después de experimentar hasta dónde pueden llegar el Estado y los tecnócratas en la vigilancia de masas, unas cuantas personas más podrán entender el significado de ciertas acciones.
En lo que a nosotros respecta, estos arrestos son una razón más para declarar la guerra a la normalidad, a la miseria y a las injusticias que permite y esconde. Nuestras mas bellas relaciones son nuestra mejor arma.
Elena, Guido, Zipeppe, Nicole, Duccio, Stefi, Leo, Martino, Emma, Tommi, Otta, Angelo libres!
13 de mayo 2020
Anarquistas de Trento y Rovereto